Experiencias

Celo del Rebeco en las montañas de Somiedo

03/10/2019 Autor: Alfonso Polvorinos
  • Mamíferos
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Situación

Asturias

Es cierto que a priori no goza de la popularidad ni la vistosidad de otros periodos de celo entre los grandes mamíferos ibéricos, tal es el caso de la berrea del ciervo o la ronca del gamo, pero los rebecos (Rupicapra rupicapra) se encuentran estos días otoñales con la “sangre alterada” y ofrecen a los ojos del ecoturista una experiencia inolvidable. Una más en la pródiga naturaleza ibérica en esto de  deparar momentos únicos a los amantes del turismo de observación de la naturaleza. Somiedo es un lugar idóneo para disfrutarlo.

A finales de octubre y primeros de noviembre tiene lugar el celo del rebeco y uno de los mejores enclaves para observarlo es en las montañas del Parque Natural de Somiedo (Asturias). Dura aproximadamente unas tres semanas pero es un acontecimiento, aunque corto, muy atractivo y relativamente fácil de observar. Con relativamente fácil me refiero a que en esta época del año, con las primeras nieves otoñales que anuncian la pronta llegada del invierno, los rebecos descienden a cotas más bajas. Abandonan sus riscos calizos de la alta montaña para descender a los prados altos de los valles y zonas boscosas.

Parque natural de Somiedo.
Machos adultos de rebeco retándose ante la presencia de la hembra.

En esas praderas abiertas, salpicadas de zonas pedregosas que tanto gustan a estos bóvidos equilibristas, tienen lugar escenas como las que ilustran este reportaje.  Los machos, de carácter solitario o con menor frecuencia en grupos con otros machos durante el resto del año, se acercan a los grupos de hembras y crías para formar su propio harén (oscila entre 3-10 hembras) y defenderlo frente a otros machos. Es entonces cuando el ajetreo reproductor y las carreras por los prados se suceden. Machos que persiguen a otros machos para defender lo que consideran suyo. Llegado el caso chocarán sus cabezas provistas con diminutos cuernos ganchudos, nada que ver con las  enormes cuernas de venados y gamos, para demostrar se fuerza y espantar al invasor a empujones. El tamaño de los cuernos, aunque también con la edad –cada año crece un nuevo anillo córneo-, está muy relacionado con la alimentación, siendo mayor en los machos mejor alimentados, algo que las hembras saben elegir a la hora de seleccionar al padre de sus hijos…

Con la llegada de las primeras nieves los rebecos descienden a las cabeceras de valle.
El ajetreo en las praderas de la alta montaña somedana son una constante.

El macho vencedor persigue incesantemente a la hembra, olisqueando su orina para ver si está en celo, balando para llamar su atención. Levanta la cabeza y emite sonidos haciendo vibrar el labio inferior para llamar la atención de la hembra; luego se aproxima con la cabeza agachada, la boca abierta, olisqueando… hasta que ésta emprende un trote huidizo y es preciso volver a aproximarse a la espera de que ella acceda. Tras el cortejo, las hembras quedan preñadas y entran en un periodo de gestación de unos 5 meses para dar a luz en primavera, cuando los rigores del invierno hayan pasado.

Vigilando el territorio…
Se suceden las carreras

El celo del rebeco es otro de esos atractivos de las montañas cantábricas (y pirenaicas) que la naturaleza depara y uno de los muchos atractivos naturales del parque natural de Somiedo. Disfruta de un aperitivo en este video y Acércate a disfrutarlo.

Ecomuseo de Somiedo.

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