El Lobo como pilar ecoturístico y símbolo de un territorio
El ecoturismo del Lobo no es solo su observación. El mundo lobero es mucho más. Nuestro cánido salvaje está muy presente en la cultura de la Sierra de la Culebra y son varias las iniciativas desarrolladas que demuestran no solo que la coexistencia es posible, sino que es un motor económico local de primer orden. Hemos estado junto a medios de comunicación andaluces de la mano de WWF España y el proyecto Life Lobo Andalucía comprobando personalmente cómo un recurso natural puede convertirse en recurso económico y pivotar sobre él un desarrollo ambiental, económico y social del territorio. Desarrollo sostenible en definitiva.
El turismo lobero no es realizar una espera para tratar de verlo basando buena parte de la experiencia en el éxito o no de su observación. Una buena experiencia ecoturística en torno al lobo va mucho más allá de tratar de avistarlo. Es dotar a la vivencia de una interpretación ambiental que dé un valor añadido al hecho de mirar por el telescopio y para ello lo mejor es hacerlo de la mano de las empresas de ecoturismo creadas en esta sierra. Llobu Ecoturismo y Medio Ambiente es sin duda garantía de hacerlo bien y de forma responsable. De aprender y amar a una especie animal que, dicho sea de paso, no es fácil de ver a pesar de encontrarnos en la zona con mayor densidad lobera de Europa Occidental.
Para un ecoturista más generalista y no tan especializado, aunque recomendable para este último también, otro buen ejemplo de educación ambiental es el que se realiza con animales irrecuperables en las magníficas instalaciones del Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León “Félix Rodríguez de la Fuente”. Allí trabaja precisamente Carlos Sanz quien participara en la exitosa serie televisiva “El hombre y la Tierra” con el gran Félix. Él y su equipo de monitores del centro se encargan de que quien lo visite se enamore por completo de la especie y se lleve de paso una buena colección de fotos de lobo de recuerdo.
Pero el lobo está muy presente en las comarcas que forman La Culebra no solo como animal para ser observado en libertad o en el Centro del Lobo. En torno al cánido existe una cultura fuertemente arraigada de la que sus vecinos se sienten orgullosos. La Culebra es de las pocas zonas en la península Ibérica en la que el lobo ha estado presente siempre, aún en sus peores momentos poblacionales allá por los años 70. Y eso se traduce en literatura, leyendas, poesía, tradiciones, dichos populares, arquitectura, elementos ornamentales, etnografía… un sinfín de manifestaciones de que el lobo ha estado y sigue estando muy presente en la vida local. Y no solo lo aceptan sin más, sino que la percepción del lobo entre los habitantes es positiva. Lo aceptan y conviven con él sin problema, incluso en muchos casos de forma beneficiosa, llegando a presumir de vecino salvaje.
Durante estos días hemos tenido la fortuna de conversar con alcaldes, vecinos, empresarios, etc. y nos traemos de vuelta el refuerzo del convencimiento de que convivir con el lobo es un privilegio. Por lo que significa como especie clave del ecosistema y máximo exponente de la biodiversidad local y por el desarrollo local que permite. Y así debería ser en otros muchos territorios ibéricos.
Incluso en un sector especialmente sensible a su presencia como es el caso de la ganadería, encontramos un magnífico ejemplo. Alberto y Rosi son ganaderos que practican ganadería extensiva con su cabaña compuesta por un millar de ovejas ¿Cómo es posible realizar esta ganadería tradicional rodeados de lobos? Pues desarrollando su labor con profesionalidad y eso pasa por estar junto al ganado en el campo, contar con la vigilancia y protección de 15 mastines y guardar las ovejas a buen recaudo al caer la noche. Fin a los problemas con el lobo. De hecho no han registrado ni un solo percance con él.
Además, gracias a ese pastoreo en extensivo, producen y comercializan un lechazo espectacular (y ecológico) bajo el sello “Pastando con lobos” que puede adquirirse en el supermercado El Ruso (El Puente) y degustarse en restaurantes locales (Casa Maribona y La Chopera en El Puente o Restaurante Monte Lueño en Cobreros).
Además de en este producto cárnico, la figura del lobo protagoniza símbolos, marcas y logotipos de otros productos locales que van desde la cerveza artesana Sanabria hasta el queso de oveja Cárnicas La Culebra; o preside ambientes y decoraciones en establecimientos hoteleros como El Remesal, en Villardeciervos. También esculturas, escudos, fuentes, etc. en las casas y calles de estos pueblos serranos.
Una experiencia de verdadero ecoturismo es la que aúna el componente ocio con el compromiso y la responsabilidad. Para ser exactos el ecoturismo en España se define como “el viaje a un área natural para conocerla, interpretarla, disfrutarla y recorrerla al tiempo que se aprecia y se contribuye de forma práctica a su conservación, sin generar impactos sobre el medio y repercutiendo positivamente en la población local”.
¿Cómo podemos realizar verdadero ecoturismo lobero entonces? Pues contratando a una empresa/guía local como Llobu, que no solo se encargará de la realización de una espera para observación responsable e interpretada de lobo en alguno de los puntos habilitados para ello, sino que te llevará a conocer el patrimonio cultural asociado al lobo visitando por ejemplo la trampa reconstruida del Cortello dos Lobos (Lubián), a conocer de primera mano la explotación ganadera de Rosi y Alberto, y a disfrutar a continuación de un aperitivo a base de queso local y cerveza artesana antes de degustar un sabroso lechazo de “Pastando con lobos” en un restaurante local para concluir el día visitando el Centro del Lobo Ibérico y alojándonos en alguno de los establecimientos con más ambiente «lobero». Eso es contribuir de forma práctica al desarrollo local basado en un animal tan fascinante como el lobo y la prueba de que esta especie, convertida en recurso ecoturístico, es un fantástico dinamizador del territorio. En algunos territorios donde existe lobo ya han tomado nota del ejemplo zamorano y en otras zonas donde ya no existe pero presumiblemente regrese, como es el caso de Sierra Morena de Andalucía, sirva La Culebra como caso de éxito y ejemplo de que la coexistencia es posible, necesaria y positiva.