Hoces del Río Duratón
Situación
Segovia
Accesos
La localidad de referencia es la preciosa villa de Sepúlveda (zona este del parque). Se llega desde la A-1 por carretera SG-232 si se deja la A-1 en Boceguillas (sentido Burgos-Madrid) y por la SG-234 y SG-232 si se deja la A-1 en Castillejo de Mesleón (sentido Madrid-Burgos). Desde Sepúlveda carreteras locales hasta Villaseca, de donde parte el camino de tierra que lleva hasta el aparcamiento de la ermita de San Frutos (bien indicado).
El acceso a la zona sur del parque se realiza por Cantalejo y Sebúlcor.
Acceso norte por Burgomillodo.
Highlights
La mayor población de buitre leonado de Europa, con más de 700 parejas. Otras rapaces como alimoche, halcón peregrino, águila real, etc.
La ermita de San Frutos y su mirador.
Navegación en piragua por el río, birdwatching desde otro ángulo.
Miradores del Monasterio de la Hoz
Cuando
Todo el año.
En época de cría (enero a julio), algunas zonas del parque tienen el acceso restringido.
Consejos
Caminar en silencio, sin molestar a las aves. Además de ser respetuoso con los recursos naturales, disfrutarás al máximo la experiencia de ver y oír el vuelo cercano de los buitres.
Es un parque sencillo para la visita. En familia hay que extremar las precauciones con los niños en las zonas más próximas a los cortados y miradores.
Para sacar el máximo rendimiento a la visita mejor hacerlo en compañía de empresa local que realiza las rutas y los miradores con educación/interpretación ambiental. Recomendamos Senderos del Duratón.
Las rutas en piragua se realizan con empresas acreditadas:
En el noreste de la provincia de Segovia, labrado por el río Duratón, se encuentra uno de los espacios naturales más singulares de la península Ibérica: el parque natural de las Hoces del Río Duratón. Pocos lugares mejores (o ninguno) para vivir la experiencia de ver de cerca a grandes rapaces como el buitre leonado, que alberga en estos farallones calizos, la mayor población europea de la especie.
A un paso de la capital se puede vivir la experiencia de ver, sentir y oír el vuelo rasante de un buitre leonado. Hasta 2,8 metros de envergadura alar que parecen incluso más cuando estas enormes rapaces sobrevuelan mi cabeza en sus movimientos diarios entre las repisas de los cortados rocosos en los que anidan. Y esta vivencia se va disfrutando poco a poco, a medida que el visitante desciende caminando desde el aparcamiento al final de la pista de Villaseca hacia el borde de los cortados y el envidiable emplazamiento de la ermita de San Frutos. Poco a poco se va uno acercando al meollo del movimiento de los buitres, que pasan de verse a media altura en sus ruedas generadas en las corrientes térmicas, a verse a escasos metros de la cabeza, incluso verlos volar bajo los pies, entre el páramo donde me encuentro y el lecho del río.
Sin duda es esta la principal sorpresa pero no la única de este pequeño espacio natural de apenas 5.000 hectáreas. A mi juicio el lugar cuenta con dos platos fuertes más: el estético meandro en el que se asienta la ermita de San Frutos y la posibilidad de contemplar estas paredes desde abajo, desde la tranquilidad y privilegiada posición que da navegar el río. Paisaje y rapaces en una jornada inolvidable. Idónea para disfrutar en familia.
Buitres en el mirador de San Frutos
Apostado en el mirador de San Frutos, al que se llega en apenas cinco minutos a pie desde el aparcamiento del camino de Villaseca, lo primero que llama poderosamente la atención, como no podía ser de otra forma, es la espectacularidad del paisaje que tengo ante mis ojos. Las hoces se abren generosas en un giro de 180 grados, en el más fotogénico de los giros del río en sus 27 kilómetros de recorrido desde Sepúlveda hasta el embalse de Burgomillodo. Es la hoz de San Frutos, coronada por la ermita románica y su privilegiado emplazamiento.
Superados los momentos iniciales de exaltación, de dar rienda suelta a la cámara fotográfica, llega el momento de disfrutarlo como merece, sin prisa. Es entonces cuando me siento y dejo que la naturaleza siga su ritmo cotidiano. Y en este rincón del parque el ritmo cotidiano lo pone el ir y venir de los buitres leonados. De vez en cuando también alguno de los alimoches que llegan aquí en primavera para pasar el verano. Y es que con la mayor población de buitre leonado del continente (710 parejas censadas en 2015) el ajetreo es constante. Con fortuna alguna de las águilas reales o halcones peregrinos, entre otras rapaces, que también tienen en las Hoces del Duratón su morada.
El paisaje y las rapaces fueron el principal motivo de declaración como parque natural en 1989 y dos años después la Zona de Especial Protección para las Aves se integró en la Red Natura 2000 (declaradas LIC en 1998).
Contagiado por la calma, observo el paisaje forestal que domina el páramo en el que se abre el mirador. Enebros y sabinas son los protagonistas vegetales en la paramera mientras los pinos crecen en suelos arenosos en otras zonas del parque. Abajo, junto al río, sauces, álamos y alisos sobresalen en el bosque de ribera. La otra comunidad vegetal no crece en horizontal sino sobre la verticalidad de las paredes calizas de las hoces, que alcanzan en algunos puntos los 100 metros de altura. Estos roquedos son el lugar de cría de los buitres y otras aves rupícolas. Una de las buitreras del parque cuenta con una webcam en tiempo real cuyas imágenes pueden verse en la Casa del Parque mientras se mueve la cámara con un mando y zoom. Muy divertido para los más pequeños. La visita a la Casa del Parque (en Sepúlveda) permite al visitante conocer el proceso de karstificación del paisaje, la austeridad del páramo, etc.
Pero sigo sentado en el mirador, inmóvil, absorto en la contemplación del paisaje y de los buitres. Al rato, intuyo la dirección de los movimientos y es cuestión de esperar su aparición. Decenas de estos gigantes alados hacen las delicias de mi observación hasta que un ruido parecido al de un fuerte zumbido se escucha cada vez más fuerte. Un buitre ha pasado apenas cinco metros delante de mí. Brutal. Si, aquí estas rapaces, además de verse se escuchan. ¡Y de qué manera!
Las paredes desde el río.
Al otro lado del parque, al sur, tengo una cita con el río. Una de las actividades más populares en el Duratón son los paseos en piragua. Además de practicar deporte aportan un ángulo de visión diferente, complementario a los asomos desde el páramo y que, prismático en mano, permiten la visión contrapicada del ir y venir de los buitres a sus repisas. También observar lugares que de otra forma sería imposible, como el Monasterio de la Hoz que es otro de los enclaves de interés del parque natural. Aparte de las ruinas del monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz (Monasterio de la Hoz; s. XI) destaca la Cueva de los Siete Altares que alberga una iglesia rupestre del siglo VII (acceso con llave. En Villaseca).
Tras la visión aérea desde el mirador y la perspectiva que proporciona la navegación por el río, se puede completar la excursión ecoturística realizando alguna de las rutas señalizadas (os recomiendo la ruta hasta el mirador del Monasterio de la Hoz) y culminar así una visita total a uno de los espacios naturales más singulares de la piel de toro.
¿Qué puede encontrar un visitante que se acerca hasta el mirador y la hoz de San Frutos a ver buitres? pues algo muy parecido a lo que muestra el siguiente video. Tal cual…