Islas Medas, Mediterráneo Gran Reserva
Pequeño archipiélago en la Costa Brava de gran belleza fuera del agua pero sin duda su plato fuerte es el tratarse de uno de los enclaves mediterráneos con mayor biodiversidad marina. ¿Un buen plan? disfrutarlo en familia gracias a las excursiones en embarcación tradicional con fondo de cristal. Espectacular dentro y fuera del agua.
Frente a L’Estartit (Girona) emerge este pequeño archipiélago (21,5 hectáreas) con un total de 7 islas e islotes cubiertos por vegetación halófila (dominada por el matorral y las plantas herbáceas en clara mayoría frente a las especies arbóreas como el lentisco, el acebuche y la coscoja) y con gran presencia de roca desnuda y acantilados.
Las islas son lugar importante para aves como el halcón peregrino pero sobre todo para aves marinas como el cormorán moñudo y la gaviota patiamarilla, que tiene en estas islas una de las mayores colonias del Mare Nostrum. Otras rapaces presentes en el Montgrí son el águila perdicera, el búho real y el aguilucho cenizo. En la vertiente occidental de la isla grande (Meda Gran) los acebuches sirven de asentamiento a una importante colonia de ardeidas (garcetas comunes, garcillas bueyeras y martinetes). En cuanto a otros mamíferos, destaca la presencia de la mayor colonia del murciélago de cueva en Cataluña.
En los acantilados frente a las islas y en el Montgrí crece la garriga de coscojal y el pinar de pino blanco con presencia esporádica de encina. Vegetación con marcado carácter mediterráneo en cualquier caso.
Pero sobre todo las Medas son un santuario para la biodiversidad submarina. Estas islas son sin duda una de las mejores representaciones del ecosistema marino Mediterráneo. La riqueza de sus fondos se debe al aporte de materia orgánica procedente de la desembocadura del Ter en la bahía del precioso pueblo medieval de Pals, y la influencia de vientos y corrientes que favorecen la presencia de nutrientes en aguas ricas del fondo que suben a zonas más próximas a la superficie. Entre los hábitats a destacar en las islas se encuentran: la cornisa de trottoir dominada por la presencia del alga Lithophyllum tortuosum en zonas someras batidas (un 75% del perímetro de las islas), las algas bien iluminadas (gran importancia trófica), las algas de penumbra (algas verdes y rojas a partir de 10 m.), las praderas de Posidonia oceanica, el coralígeno (a partir de 15-20 m.) y las cuevas submarinas.
Estos hábitats permiten disfrutar de una sobresaliente fauna marina con presencia de peces de efecto reserva, depredadores pelágicos, comunidades de coralígeno y cetáceos.
La reserva marina forma parte del Parque natural del Montgrí, las Islas Medas y el Bajo Ter, donde además de las ínsulas, se engloban las colinas que rondan los 300 metros de altitud y los acantilados del Montgrí (con más de 100 metros de altura son los mayores de Cataluña) y la desembocadura del río Ter, el curso fluvial más largo de Cataluña. Playas, acantilados, calas, llanuras aluviales, bosque de ribera, aiguamolls, etc. Diferentes paisajes, distintos hábitats (25) y gran biodiversidad.
Las islas son una de las mecas del Mediterráneo para los buceadores de todo el mundo y existen varias formas de conocer los paisajes y la riqueza subacuática de las islas (snorkel, paseos en barco, etc.).
En embarcación tradicional
Una de las mejores maneras de disfrutar la costa acantilada y las Islas Medas (Illes Medes) es embarcándote en la barca tradicional catalana (llaud) que cada 2 horas parte del puerto de L’Estartit. A bordo de la Núria, que es como se llama esta embarcación con fondo de cristal, se recorre un tramo de acantilados entre L’Estartit y L’Escala. Se pasa junto a calas de complejo acceso terrestre (la Pedrosa, la Ferriola) y se disfruta de enclaves y perspectivas que sólo son posibles contemplar desde el mar.
Es una excursión idónea para disfrutar con los más peques, pues no perderán detalle de la vida submarina a través del cristal y gozarán como pocos las paradas destinadas al baño y al snorkel en aguas de las Medas. Hace años mi primer contacto con el lugar fue a bordo de un kayak de mar, desde L’Escala y Cala Montgó, en esta ocasión lo hice desde un llaúd. Diferente perspectiva, misma extraordinaria visión. Inolvidable experiencia que quería compartir con todos los lectores de El Ecoturista.