Ecoturismo Accesible. Lagunas de Villafáfila
Hay una frase que se repite constantemente entre todos los que hemos tenido la oportunidad de visitar esta importante reserva natural zamorana: “¡Villafáfila nunca defrauda!”. Y es que no hay afirmación que resuma con tanto acierto lo que supone adentrarse en uno de los espacios más ricos y de mayor biodiversidad no solo de Castilla y León, sino de España entera. Da igual cuando vayas o las expectativas que tengas… En sus más de 30.000 ha. de extensión, dominadas casi exclusivamente por la estepa cerealista, siempre encontrarás aves que fotografiar o paisajes que te cautivarán por su abrumadora belleza. Aquí van mis recomendaciones para convertir tu visita en una experiencia de ecoturismo accesible inolvidable:
Puede que la aparente simplicidad en su configuración, exenta prácticamente del elemento vertical, no llame especialmente nuestra atención en un primer momento. Su orografía se reduce a suaves lomas que apenas destacan sobre la infinita llanura. Carece así mismo del encanto de los humedales permanentes, muy influido por los avatares climatológicos que rigen las estaciones. Las Lagunas de Villafáfila poseen un atractivo distinto, muy especial, que va calando poquito a poco y acaba por conquistarte sin remedio.
San Esteban del Molar es la puerta de entrada a este singular universo estepario, un entorno eminentemente agrario donde no cabría esperar grandes sorpresas a nivel botánico o zoológico. Idea preconcebida que se va diluyendo a medida que nos vamos adentrando en los campos de alfalfa, trigo o cebada, hábitat ideal de multitud de especies que dependen casi en exclusiva del cultivo de secano. Como la avutarda, que tiene en este punto una de las mejores zonas de observación de todo el parque. No es raro observar concentraciones de varias decenas de individuos alimentándose… Imágenes que nos ayudan a entender porqué Villafáfila presenta la mayor densidad de avutardas del mundo.
No hay mejor carta de presentación… Pocas criaturas tan icónicas y llamativas. Sorprende la enorme corpulencia de estas aves, unos 10 kg. de peso que pasean con orgullo y suma elegancia. Especialmente en época de celo, cuando los adornados machos pugnan en una especie de combate donde no gana el más fuerte, sino el más elegante a juicio de las hembras que observan, a veces con indiferencia. En un insólito despliegue de posturas, las llamadas “ruedas” constituyen uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza ibérica. Pero eso no ocurrirá hasta la próxima primavera… Ahora descansan apaciblemente o se reúnen en las verdes praderas con el único propósito de buscar su sustento. Entretanto, puedes disfrutar de las ruedas en este video del autor:
Dada la inabarcable amplitud de este vasto territorio, se hace imprescindible el uso del coche para desplazarse de un lugar a otro, o para circular a través de las pistas que delimitan los sembrados, en algunos casos de paso restringido. Internarse en el corazón de Villafáfila es lo más parecido a realizar un safari ornitológico, donde lo más importante es llevar unos buenos prismáticos y a ser posible una cámara fotográfica. Con algo de paciencia y atención —ya que muchas especies confían en su camuflaje para no ser detectadas— ante nosotros desfilarán avefrías, chorlitos dorados y grises, lechuza campestre, grullas, perdices, cogujadas y un sinfín de criaturas que harán las delicias de cualquier pajarero/a.
Consejos para sacar el máximo partido de la visita
Pero si queremos ahorrar en combustible —algo a tener en cuenta en los tiempos que corren— es preferible planificar nuestra ruta y visitar una serie de puntos establecidos, entre los que se cuentan algunos de los rincones más emblemáticos del parque natural. Os daremos varios tips a modo orientativo…
Mientras tanto otro grupo de aves presentes a lo largo de todo el año, las rapaces, colmarán nuestras aspiraciones. Puede afirmarse que no hay poste o señal de tráfico que no esté ocupado por los omnipresentes milanos, cernícalos o ratoneros. Quizá de esta forma intenten suplir la ausencia de vegetación arbórea en la mayor parte de la reserva. Frecuentan las torretas eléctricas instaladas a lo largo de las principales arterias viales, obligándonos a levantar la vista más de lo aconsejable. Para evitar disgustos, se ha habilitado una red de apartaderos que permiten realizar observaciones sin necesidad de bajarse del vehículo. Como el mirador-apartadero de la laguna de Barillos, con vistas privilegiadas a esta gran lámina de agua.
También en la carretera ZA-715, junto al citado apartadero, se levanta el observatorio de aves de ‘Revellinos de Campos’, desde el que obtendremos magníficas perspectivas de la Laguna Rosa. Conjuntamente con las más pequeñas Laguna de la Fuente y Laguna Paneras, integran un interesante complejo dominado por el observatorio de Revellinos (no confundir con el mencionado anteriormente) sólo accesible mediante escaleras. A pesar de este inconveniente, podemos concluir que la práctica totalidad del espacio es apto para personas con movilidad reducida. Incluso allí donde no hay observatorios adaptados, disfrutaremos de una excelente visibilidad.
El espectáculo ornitológico está garantizado aun en pleno verano, cuando las altas temperaturas menguan rápida y drásticamente la superficie inundada. Situación que se prolonga hasta bien entrado el otoño, con la aparición de las primeras lluvias de la temporada. Un imán para decenas de miles de aves que invernan en las Lagunas de Villafáfila, o aprovechan el humedal como área de servicio en el transcurso de sus extenuantes viajes migratorios. Pero existe un oasis que permanece siempre fresco y fecundo, un remanso que garantiza la contemplación directa y cercana de un amplio catálogo de especies. Me refiero al Parque de Fauna, uno de los recursos interpretativos del Centro de Recepción de Visitantes “El Palomar”.
Se trata de un imponente edificio situado junto a un rosario de lagunas artificiales conectadas entre sí por medio de un itinerario accesible. Un agradable paseo en el que veremos con facilidad ánsares y fochas comunes, ánades reales y otras acuáticas representativas. Completar el recorrido nos llevará más de una hora, por lo que es recomendable disponer de tiempo suficiente. Los observatorios repartidos a lo largo del sendero —alguno de ellos adaptado— ofrecen un escondite perfecto para pasar inadvertido. Por su parte, el interior del centro cuenta con numerosos recursos audiovisuales y expositivos que nos ayudarán a entender el pasado, presente y futuro en esta comarca de Tierra de Campos.
Dejar atrás la Casa del Parque y perderse en la inmensa planicie que rodea el núcleo húmedo de Villafáfila, es uno de los planes más estimulantes que pueden concebirse… Con suerte lograremos descubrir algunas de las joyas más escasas y cotizadas de la reserva. Como el sisón común, ave discreta y escurridiza donde las haya, ejemplo paradigmático de un modelo de gestión agraria que empuja a los suyos al borde de la extinción. Otra esteparia amenazada que escucharemos por esos andurriales es la ganga ortega, cuyo característico arrullo a menudo será el único indicio de su presencia. Más extrovertido es el aguilucho cenizo, que sobrevuela incansable la campiña en busca de presas… Lugares como Tapioles o Villarín de Campos nos darán muchas alegrías.
Pero si hay un enclave que reúne incontables alicientes y que no debes perderte bajo ningún concepto, ese es Otero de Sariegos. Despoblado cuyo último habitante abandonó su casa hace veinte años y del que únicamente se conserva en pie la Iglesia de San Martín de Tours. Hoy, decenas de conejos viven y corretean entre los recovecos de la historia… En las inmediaciones, además de muros y techos total o parcialmente derruidos, se encuentra una bulliciosa colonia de coloridos abejarucos, un valioso primillar y la laguna salada más grande de todo el parque. Por si esto fuera poco, varios palomares proporcionan hogar y refugio a una diversa comunidad de aves.
Por encima de todas ellas destaca el cernícalo primilla, una pequeña rapaz que ha sido objeto de diferentes actuaciones encaminadas a frenar el declive de sus poblaciones. Gracias a la instalación de cientos de nidales y a la puesta en marcha de ambiciosas medidas de conservación, el cernícalo primilla ha vuelto a ocupar sus antiguos asentamientos. Ambiente que comparte con especies abundantes como el mochuelo, que puede ser sorprendido con cierta facilidad mientras dormita entre las ruinas de Otero de Sariegos. El colofón a esta maravillosa multiplicidad lo pone la laguna Salina Grande, epicentro de reunión para miles de gansos y patos durante los meses fríos.
No quiero despedir este reportaje sin referirme a uno de los iconos más singulares y fotografiados de la reserva, al que he aludido de modo muy superficial en estas líneas: el palomar. La restauración de muchos de ellos supone la recuperación de uno de elementos más emblemáticos de la arquitectura tradicional. Sin embargo, nada ha podido evitar el progresivo abandono de su primario aprovechamiento, como base fundamental para la cría del pichón y la producción de abono… Una de las mejores ubicaciones para verlos se localiza en Villarrín de Campos, donde también se ha creado un observatorio de aves junto a la laguna de San Pedro. Sin duda, el marco propicio para despedir una jornada cargada de sensaciones y capturar para siempre la magia del atardecer en las Lagunas de Villafáfila.