Sierra de Francia
En la parte sur de la provincia de Salamanca, en la linde con tierras cacereñas, un terreno de media montaña, abrupto, que alterna profundos valles con laderas sinuosas tapizadas de una envidiable foresta, mantiene el ambiente y la calma de antaño repleto de interesantes recursos naturales. Este territorio salmantino estrenó el siglo XXI convirtiéndose en el primer parque natural de la provincia: el Parque Natural Las Batuecas – Sierra de Francia. Y como vecino, el bello Espacio Natural Sierra de Las Quilamas.
Desde entonces (y antes) el tiempo parece haberse detenido en este rincón meridional salmantino. Recorrer sus sinuosas carreteras, caminar por sus senderos y callejear por sus pueblos, es una inmersión en la naturaleza más placentera.
Y el destino (no así el tiempo) avanza en una marcada línea de sostenibilidad. Primero con la implantación de la Carta Europea de Turismo Sostenible en la Sierra de Francia y más recientemente, gracias al Plan de Sostenibilidad Turística en el Destino Sierra de Francia (financiado por la Secretaría de Estado de Turismo, la Junta de Castilla y León, y la Diputación de Salamanca), extendiendo el ámbito de la Carta Europea también a la vecina Sierra de las Quilamas, otro bello territorio dentro de la Red Natura 2000. Las empresas turísticas referentes de ambos destinos siguen la estela.
El Parque Natural Las Batuecas – Sierra de Francia ocupa una extensión de 32.300 hectáreas dentro de un envoltorio aún mayor que es la Reserva de la Biosfera Sierra de Béjar y Francia. Doscientas mil hectáreas de naturaleza serrana y buen hacer humano para trabajar en pos de su tierra y presumir de una de las Reservas de la Biosfera más grandes de España. Dos mil especies vegetales, cinco mil especies de invertebrados y más de 300 mamíferos diferentes son solo la carta de presentación de su biodiversidad.
Este destino enclavado en la parte occidental del Sistema Central debe su nombre a la Peña de Francia que, con 1.726 m de altitud, no es la máxima altura de la Sierra pero si un balcón natural incomparable. Hay varios picos por encima de los 1.700 metros. Las Batuecas por el contrario tiene su fondo de valle a 420 metros de altitud, podríamos decir que “colmatado” de pinturas rupestres neolíticas y “sedimentado” la tranquilidad y paz más absoluta. Esa paz la encuentran desde hace siglos los carmelitas para su retiro y especies emblemáticas de la fauna ibérica para vivir. Es una especie de valle secreto. Tiene mucho que decir dentro de la tendencia del turismo de naturaleza ligado a la salud, al mindfulness.
Os animo a ir descubriendo su larga lista de atractivos de este parque natural a través de una serie de propuestas con lo mejor del turismo de naturaleza en Las Batuecas-Sierra de Francia. Comenzamos:
Observación de aves
El parque cuenta con 126 especies de aves. De montaña y forestales fundamentalmente. Rapaces como el buitre negro, buitre leonado, águila real, alimoche, halcón peregrino, búho real, culebrera europea, halcón abejero, águila calzada. También la sensible cigüeña negra o aves de menor tamaño como el papamoscas cerrojillo, el colirrojo real, las currucas o el pico picapinos. Entre las zonas para observación de aves destaca la Peña de Francia y el Paso de los Lobos, el embudo del río Alagón para las aves migratorias en la parte más meridional del parque, la zona de La Alberca y Laguna de San Marcos, El Portillo-Las Batuecas, y la Confluencias de los ríos Cuerpo de Hombre y Francia en el río Alagón.
Observación de Cabra Montés
Reintroducida en la década de 1970, aunque puede observarse en varias zonas escarpadas, sin duda la Peña de Francia es la mejor opción para el encuentro y observación responsable de cabra montés. Esta montaña con aspecto de fortaleza rocosa culminada con el santuario cuenta con el relieve de cortados y canchales pedregosos tan del gusto de la especie. A finales de octubre y primeros de noviembre, la cabra montés se encuentra en celo, uno de los momentos más espectaculares para su observación, con las estruendosas peleas de los grandes machos entrechocando las cornamentas.
La facilidad de acceso por carretera hasta la cima de la montaña facilita mucho esta experiencia, que precisamente por la sencillez ha de realizarse de forma responsable. A lo largo de la subida hacia el collado del Paso de los Lobos y luego hasta el monasterio y santuario mariano hay que estar muy pendiente de los grupos de cabras. Asomado a los miradores del monasterio, veremos a las manadas con un ángulo diferente.
Entre las rocas, con un poco de suerte puedes ver también a la endémica lagartija serrana.
Bosques
Este singular territorio Mediterráneo abarca pedacitos atlánticos gracias la diferencia de cotas altitudinales y la orientación de algunos de sus valles y laderas. Biodiversidad es pues una palabra que define muy bien los diferentes bosques que crecen en el parque: castañares, rebollares, pinares, abedules, acebos y tejos e interesantes bosques de ribera y, en cotas más bajas, quejigares, alcornocales y encinares. Crecen también brezos y enebros de la miera.
Y destacar finalmente los robledales relictos de roble carballo y el que probablemente sea el bosque de madroños más grande de Europa, o el castañar-acebal de la Honfría (Linares de Riofrío), en el Espacio Natural Las Quilamas.
Una interesante red de senderos repartida por los quince municipios de Sierra de Francia y por los quince municipios de Las Quilamas, permite recorrer todos estos ambientes forestales.
Y claro, con semejante variedad forestal, no es de extrañar que bajo estos grandes árboles crezcan alfombras de setas…
Micología
La provincia de Salamanca es una de las más interesantes para los amantes del turismo micológico. El reino de las mil y una setas. No hay que olvidar que en estas sierras hay zonas en las que llueve bastante y de nuevo las diferentes características del terreno posibilitan el crecimiento de un buen número y variedad de setas y hongos. Estas montañas se engloban dentro del Parque Micológico Sierras de Francia, Béjar, Quilamas y El Rebollar (PMSA-50001) que abarca cerca de 580 kilómetros cuadrados. Por citar solo algunos ejemplos de especies comestibles: varias especies de Boletus como Boletus edulis, Trompetilla de la muerte, níscalos, Amanita caesarea, rebozuelo o chantarela, setas de cardo… Existen una serie de Senderos Micológicos que permiten adentrarse en este Reino Fungi. El sendero Cepeda-Madroñal-Herguijuela de la Sierra transcurre bajo madroños y robles que esconden la siempre admirada Amanita muscaria, y el de El Cabaco-Nava de Francia entre robles rebollos, pinos e interesantes restos romanos.
Sin olvidar el sendero micológico Tamames-Aldeanueva de la Sierra (en las Quilamas) asociado a las encinas y quejigos o el de Motemayor del Río-El Cerro, entre magníficos castaños.
Ríos y cascadas
El agua es un elemento muy presente en el paisaje serrano. La Sierra de Francia sirve de divisoria a dos cuencas hidrográficas: la del Tajo con los ríos Alagón, Francia y Batuecas y la del Duero, con el río Agadón.
En la intimidad de estos cursos fluviales y otros como Cuerpo de Hombre, Quilamas, Sangusín y Servón, vuelan los mirlos acuáticos y nadan las nutrias. No son pocas las cascadas que forman los arroyos y ríos para adaptarse al relieve de las montañas. La cascada de El Chorro de las Batuecas (accesible desde el convento de San José), es un buen ejemplo, aunque puestos a destacar los paisajes fluviales sin duda me quedo con el famoso giro del río Alagón: el Meandro del Melero. Destaca por su singularidad y su fácil contemplación que realza así su poderío. Espectacular. Esta revuelta del río es un meandro de manual. Se ubica en Sotoserrano, justo en el límite del parque natural con Las Hurdes cacereñas.
Dos aspectos culturales merecen ser destacados: el Vino y los Pueblos.
La Ruta del Vino Sierra de Francia es una de las más singulares por el paisaje en el que se desarrolla la principal variedad de uva de este territorio: la Rufete.
Aquí el vino no solo marida con buenos productos locales, sino con paisajes excepcionales, el patrimonio etnográfico asociado como los lagares rupestres o los bancales en los que se cultivan los viñedos. Pero este vino de la D.O.P Sierra de Salamanca sin duda sabe mejor degustándolo entre la arquitectura local de singular belleza. La casa serrana presenta una planta baja con sillares de granito y largas tramoneras en las plantas superiores, un elemento arquitectónico formado en realidad por un conjunto de vigas de madera entre las que se colocan sillarejo, tapial o adobe.
Y si esta arquitectura serrana se cuida con mimo y esmero, el resultado son varios pueblos declarados Conjunto Histórico-Artístico (La Alberca -la primera localidad en ser declarada en España en 1940-, Mogarraz, Sequeros, Miranda del Castañar, San Martín del Castañar y Villanueva del Conde). Los dos primeros forman parte además de Los Pueblos más Bonitos de España.
Estos y otros municipios del territorio cuentan con senderos en sus inmediaciones, pero te recomiendo una serie de rutas circulares que permiten conocer de primera mano la naturaleza y en algunos casos diferentes obras de arte. Forman parte de los Caminos Arte en la Naturaleza: Camino de los Prodigios (Miranda del Castañar-Villanueva del Conde), Camino de las Raíces (La Alberca), Camino del Agua (Mogarraz-Monforte de la Sierra) y El Bosque de los Espejos, un camino circular que enlaza San Martín del Castañar, Sequeros y Las Casas del Conde.
Y para concluir, dos propuestas. O mejor para comenzar, para acometer su visita antes de adentrarnos en la naturaleza al aire libre: la Casa del Parque que se encuentra en La Alberca, y el Castillo de la Biosfera, en San Martín del Castañar, dos espacios de interpretación de imprescindible visita para saber más sobre el Parque Natural Las Batuecas – Sierra de Francia y la Reserva de la Biosfera Sierra de Béjar y Francia, respetivamente.