Valle del Lago. Somiedo
Con poco más de 29.000 hectáreas, el Parque Natural Somiedo da para bastante en cuanto a dónde ir a pintar. De hecho, al principio uno no sabe muy bien para donde tirar el primer día pero enseguida, en cuanto sales del hotel, te das perfecta cuenta de que da igual, pongas donde pongas la vista, hay un cuadro.
Yo llegué a Pola de Somiedo de noche y bueno, a juzgar por las curvas de la carretera te imaginas un lugar montañoso, más o menos abrupto y cubierto de bosques interminables. Pero lejos de todo esto, cuando me levanté por la mañana y salí de mi habitación del hotel rural donde me encontraba, me quedé sin palabras. Estaba metido en un mundo totalmente distinto a lo que me imaginaba, era como estar en un paisaje hecho por Tolkien, impresionante.
Podemos dar un paseo por el pueblo sin dejar de fijarnos en las pendientes escarpadas que lo rodean ya que es normal y esto lo he podido comprobarlo personalmente, que aparezcan osos y otra suerte de animales como rebecos, buitres o águilas reales.
En mi visita a la zona, me centré en varios objetivos que centran la atención de la zona y son los lagos, las brañas (conjunto de cabañas antiguas de techo triangular hecho de piorno llamadas Teitos) y los osos y los rebecos.
Pues bien, como lago representativo de este paraje natural de alta montaña escogí el Lago del Valle, un lago al que se accede despues de recorrer a pie una ruta que comienza en el pueblo de Valle de Lago. Esta ruta, de unos 13 kilómetros en total ida y vuelta (no circular) es fácil de recorrer y nos ofrece muchas oportunidades pictóricas. Así, podemos pintar los numerosos teitos o cabañas de piedra con techo de piorno que van surgiendo por el camino.
Al final de la pista, el lago se muestra ante nosotros después de sobrepasar un muro que lo rodea en parte. Yo decidí rodearlo hacia la derecha y seguir el muro hasta que éste desaparece.
La vista desde aquí es espectacular, rodeados de enormes montañas podemos pasar un buen rato buscando los miméticos rebecos (Rupicapra rupicapra). Yo tengo por norma no empezar a pintar hasta que haya invertido un buen rato en observar y estudiar a los sujetos en cuestión. Una vez que mi vista y mi cerebro ya se han familiarizado con las formas, los colores, las sombras y demás, comienzo a pintar.
El lugar es poco agradecido en cuanto a cobertura vegetal que nos ofrezca una sombra decente en caso de que haga mucho sol, así que habrá que llevar algo con que protegernos del sol.
Sentado en la escasa sombra que me ofrece un piorno, tomo unos apuntes de un grupo de hembras de rebeco que juegan entre los peñascos con sus incansables crías, allá arriba en el Pico Albu, a más de 2000 metros de altitud.
Me acompaña en mi improvisado estudio de pintura, al igual que lo haría en casa mi perra Jara, una hermosa perra mastín que sin pensárselo dos veces se tumba a mi lado y se echa a dormir. Aprovecho su quietud y entre apuntre de rebeco y rebeco, pinto un poco de esta enorme perra pastora.
Para terminar la visita podemos rodear el lago por un camino estrecho que discurre alrededor del lago y volver por la pista de tierra por la que llegamos a este precioso lugar.
A la vuelta y casi llegando al pueblo Valle de Lago, tenemos muchos teitos o cabañas de piedra para dibujar. La verdad es que es una tarea muy entretenida, sobre todo al estar acostumbrado a dibujar animales que siempre se están moviendo.
Es fácil encontrar ganado en los prados que estás cerca de estas cabañas con techo vegetal, también podemos sacar buenos apuntes aprovechando la quietud de estos animales.
Otro lugar, predilecto por los observadores de osos es el pueblo de La Peral, a escasos 10 kilómetros de Pola de Somiedo en dirección al Puerto de Somiedo por la carretera CL-633. En él hay varios puntos preparados para la observación del oso, aunque la probabilidad de éxito depende de la época del año. Si no vemos osos podemos pasar el tiempo pintando otros sujetos como por ejemplo, golondrinas (Hirundo rustica), lavanderas blancas (Motacilla alba) o los ubícuos colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros) que parecen jugar al escondite con uno.
Bueno, objetivo casi cumplido, de las cuatro cosas que quería pintar he conseguido tres, aunque también me he echado un buen rato con los mastines, alguno de los cuales me ha dejado huella en mi cuaderno, literalmente hablando.