Calas y grutas del Algarve
Esta experiencia en familia supone una buena manera de disfrutar de algunas de las mejores playas del Algarve y sobre todo de acercar a los niños a la naturaleza costera, y que vean y comprendan la acción del mar sobre el litoral. Una experiencia muy visual que combina la visión terrestre con excursiones en barca para acceder a rincones de enrome belleza geológica.
Existe un tramo de costa portuguesa, en El Algarve, donde poder disfrutar de un íntimo contacto con la naturaleza y la belleza paisajística. Un tramo de playas entre acantilados donde no tienen cabida las playas masificadas ni las kilométricas bandas de dorada arena típicas del este del Algarve (muy recomendables por otra parte para quienes gusten de estos arenales). Una franja donde encontrar en familia playas solitarias, agrestes, acantiladas, batidas por el viento… más al gusto de la cámara fotográfica que de la sombrilla. Aunque ya que estamos aquí, sin duda, los más pequeños disfrutarán y nosotros con ellos, de las delicias de un buen chapuzón en estas limpias aguas del sur de Portugal.
Y ¿dónde se encuentra este rincón? En el occidente del Algarve, entre Lagos y Luz. Es probablemente aquí donde se concentran la mayor cantidad de calas y playas espectaculares de la península Ibérica que se pueden ir disfrutando gracias a una senda de unos 6 kilómetros que va por la parte alta del acantilado entre ambas localidades y que harán las delicias de toda la familia.
La costa de las grutas y las calas
Las rocas blandas, areniscas y calizas, y el agua siempre han sido malos compañeros de viaje. Sobre todo para la roca, que ve cómo el líquido elemento va disolviéndola y cambiando su fisonomía permanentemente. El resultado de esta erosiva unión es, sin embargo, todo un halago para los ojos. Un compendio de grutas y formas imposibles que parecen concentrarse en este pequeño tramo de la costa del Algarve, al abrigo de poniente. Lo he bautizado como “la costa de las grutas y las calas”. Si, ya sé que no es muy original, pero describe el paisaje costero que Lagos ofrece al visitante en este rincón tan ligado a la historia marinera del país. Un tramo de costa absolutamente imponente, bello a rabiar, que puede ser recorrido por una cómoda senda “colgada sobre los acantilados” y que en verano alguna empresa local ofrece la oportunidad de contemplar desde el mar (embarcando en el puerto deportivo de Lagos o en el pequeño muelle de Ponta da Piedade).
Una sola advertencia, la senda es aérea y hay que extremar las precauciones con los niños, aunque si no se salen del sendero no reviste peligro alguno. Un poco de sentido común, vamos, sin dejarse sucumbir por el imán del selfie “cuanto más al borde” del acantilado mejor. Estas fotografías absurdas nunca son recomendables, y menos con niños ¡! Por otra parte tened en cuenta que la senda avanza por la parte alta pero que va ofreciendo continuamente bajadas a cada playa. Si decidimos bajar a todas, hay que ir con las piernas preparadas para un sube y baja constante. Escaleras y barandillas se encargan de facilitar el acceso a los arenales.
Senda costera de Lagos al faro
La senda arranca en Lagos y se dirige por la línea litoral hacia el sur en un continuo sube y baja (sencillo) por los acantilados para ir “de playa en playa”. Praia do Pinhao, Praia da Dona Ana (probablemente la más bella) y las calas del Cabo Ponta da Piedade. Senda bien acondicionada para bajar a las principales playas con escalones en la piedra o escaleras de madera. Existen también grutas, cavidades y formaciones naturales especialmente en Ponta da Piedade, que se ven mejor desde el mar. Algo más de 2 km. ida hasta el faro, que se prolonga algo más con las bajadas y subidas a las playas y calas.
Allí, junto al faro de Ponta de Piedade, se pueden contratar excursiones en barco. Las excursiones en barco (son pequeñas embarcaciones) son más que recomendables para tener una visión desde el mar y para descubrir y acceder a rincones que de otra forma sería imposible. Gracias al pequeño tamaño de las barcas, éstas pueden adentrarse entre las formaciones rocosas de los acantilados; desde grutas a arcos naturales, muy del agrado de los peques.