Laguna de Antela, el “hogar gallego” de los somormujos
Situación
Ourense
Accesos
Desde Xinzo de Limia por la carretera OU-531 hacia Vilariño das Podras se accede a los cuerpos de agua recuperados de lo que fue esta gran laguna. Un sendero por pista de tierra permite acceder a los observatorios ornitológicos.
Highlights
Uno de los mejores enclaves peninsulares para la observación de Somormujos lavancos.
Cuando
En invierno y primavera por la presencia de un mayor número de especies de aves. A finales de primavera (finales de abril-mayo) es la época de cortejo del somormujo.
Consejos
Una visita previa al Centro de Interpretación de la Laguna de Antela, en Sandiás (Santo Estevo).
La Laguna de Antela (Lagoa de Antela) fue una gran laguna, inmensa. Conocida desde hace miles de años (como atesora el menhir allí ubicado hace 4.000 años), tanto que asegura la leyenda que en su seno se encuentra la antigua ciudad de Antioquia. En sus épocas de nivel hídrico óptico ocupaba una gran mancha de agua dulce de 7 kilómetros de largo y 6 kilómetros de ancho y hasta 3 metros de profundidad, es decir nada menos que 42 kilómetros cuadrados, a lo largo de varios términos municipales de la comarca ourensana de A Limia (Xinzo de Limia, Sandiás, Sarreaus, Vilar de Barrio y Xunqueira de Ambía). Una gran laguna, de las mayores de la península Ibérica, de la que nada queda. Bueno, casi nada.
La laguna tuvo un pasado perseguido por la eterna amenaza de la desecación (al menos desde el año 1827 aunque ya iniciada en época romana) hasta que ésta llegó en época franquista (en 1958 con un plan gestado en 1928 e interrumpido por la Guerra Civil) para ganar terreno de cultivo y de paso erradicar posibles enfermedades derivadas de la presencia de esta masa de agua (malaria para más señas).
Hoy son célebres por ejemplo los cultivos de patatas de gran calidad (como la patata Kennebec, con Denominación de Origen; Indicación Geográfica Protegida “Pataca de Galicia”). Otros cultivos corresponden a trigo y, en menor medida, cebolla.
Con la desecación de la laguna moría también la enorme biodiversidad de flora y fauna que albergaba, pero ha sido gracias a las labores de restauración del paisaje y recuperación de la laguna que está llevando a cabo la Consejería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia que hoy día podemos tener una idea de lo que aquí había. El agua está ahí y cuando las areneras perforan, el líquido elemento aflora formando pequeños lagos. Los que ahora se pueden ver.
Y así la conocí por vez primera, de la mano de Jose Arcas –director artístico de la revista- y Marta –su mujer- (biólogos gallegos ambos) y una escapada familiar a disfrutar del enclave y del cortejo de los somormujos lavancos, verdaderos protagonistas alados de la laguna de Antela a finales de la primavera.
Entre la lista de fauna que habita el ecosistema recuperado de la laguna se puede observar: rana verde, culebra de agua, avefría, nutria, chorlitejo chico, agachadiza común, porrón común, ranita de San Antonio, ruiseñor, cigüeña blanca, milano negro, chorlito gris, vencejo común, avión común, somormujo lavanco, ánade rabudo, ánade real, ánade silbón, andarríos chico, pato cuchara porrón moñudo, zampullín chico, archibebe común, cerceta común, rascón, cuco, carricero tordal, polla de agua, garza real, zarapito real, tarabilla común, martín pescador, avión zapador, focha común, etc. Muchas de ellas se mueven entre los juncos, espadañas y sauces. A buen seguro que las cigüeñas blancas, por su proximidad y fácil observación, llamarán la atención de los más pequeños. Una serie de observatorios acondicionados con mayor o menor éxito permiten observar la laguna y su vida desde diversos ángulos.