Espacios Naturales

Albufera de Valencia

17/08/2020 Autor: Alfonso Polvorinos
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La Albufera de Valencia constituye un humedal de extraordinaria importancia en la cuenca mediterránea a nivel peninsular y continental. Fue declarado parque natural en 1986 y forma parte de la Red Natura 2000, la mayor red de áreas protegidas a nivel mundial, como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves en 1994) y LIC (Lugar de Importancia Comunitaria en 2006). Unos años antes de ser ZEPA, pasó a formar parte en 1990 de la Lista de Humedales de Importancia Internacional RAMSAR. Agua –dulce y salada-, dehesa, cultivos y dunas son las cuatro patas del máximo exponente medioambiental de la comunidad valenciana y un enclave extraordinario para la observación de aves.

Pero el paisaje que hoy vemos ha forjado su aspecto en dos fases bien diferenciadas, una geológica – a lo largo de miles de años- y otra más reciente, modelado a partir del siglo XV con la intervención humana asociada al cultivo del arroz.

Flamencos en la Gola de Pujol.
Barraca en El Palmar

Los ríos Júcar y Túria son los dos cursos fluviales que marcan este paisaje valenciano. Entre ambas desembocaduras, la del Túria marcando el límite septentrional del parque y la del Júcar al sur, se extendía hace miles de años un golfo marino desde Valencia hasta Cullera que quedó asilado y posteriormente se fue rellenando en parte por aportes sedimentarios de ambos ríos. El resultado de esta cirugía  geológica fue una gran laguna salobre interior separada del mar por una barra arenosa (restinga). La colmatación de la laguna fue dando lugar a un vasto marjal y entre la laguna y el cordón dunar iba asentándose un magnífico bosque mediterráneo.

Azucena de mar en las dunas exteriores.

A partir del siglo XV, el cultivo de arroz se instaló en la zona y para ello el hombre comenzó a dulcificar el sistema palustre y a ganar terreno al marjal para ampliar las zonas de cultivo. Los aterramientos comenzaron en el año 1650, cuando la Albufera se extendía ocupando una extensión de 14.000 hectáreas. En los últimos años el bosque fue transformándose en dehesa (devesa) y sobre el sistema de dunas peligraba el cemento que empezaba a proliferar en el litoral mediterráneo. Este paradisiaco enclave a un paso de la ciudad de Valencia (10 kilómetros) y una playa envidiable, veía cómo la amenaza del ladrillo se cernía con celeridad en los años 60-70.

Los cultivos de arroz ocupan el 70% del parque natural.

Félix Rodríguez de la Fuente, naturalista y comunicador al que tanto debe la naturaleza española, entró en escena para crear una corriente proteccionista que salvara la costa de la Albufera. Además de su reconocida labor divulgativa y de sensibilización ambiental en radio y televisión, a la figura de Félix se debe la protección de la naturaleza en enclaves de la talla de las Tablas de Daimiel o el archipiélago de Cabrera. Hoy sendos parques nacionales. En el caso concreto del humedal valenciano, Félix dedicó un capítulo de la serie Vida Salvaje que se emitió en TVE el 28 de junio de 1970 para denunciar las iniciativas que se avecinaban sobre la Devesa del Saler en forma de plan urbanístico -aprobado en 1965- y que anunciaba en 1973 la construcción prevista de 24 hoteles, 12 apartahoteles, y 2.256 apartamentos en 56 torres (diario Las Provincias), siguiendo el modelo de Benidorm. En un tiempo de máximas audiencias televisivas (en la única cadena), aquello despertó muchas conciencias y cuatro años más tarde el naturalista volvió a poner el foco en este rincón para, en palabras del propio Félix, congratularse por las medidas adoptadas “para salvar definitivamente la famosa Albufera y paralizar la invasora urbanización que estaba destruyendo uno de los más bellos complejos ecológicos del Mediterráneo”. En 1975 se creó el movimiento popular “El Saler per al poble” que llevó en 1982 a la aprobación del Plan Especial protector de la Devesa y en 1986 a la declaración del parque natural Albufera de Valencia.

Devesa del Saler.

Hábitats de la Albufera

Gracias a ello hoy podemos apreciar perfectamente la cadena de ambientes naturales existentes desde el mar hasta los cultivos de arroz. En primer lugar, tras la playa, un cordón de dunas dispuestas en paralelo al mar por los vientos dominantes E-W y con 4-5 metros de altura. A este cordón dunar exterior siguen las depresiones interdunares, conocidas localmente como malladas, de sustrato limoso (impermeable) y que se inundan por las lluvias en invierno. En ellas vive una flora y fauna muy específica. El siguiente cordón dunar (alineación dunar interior) linda ya con la Albufera y está formado por dunas más antiguas, más bajas (3-4 m.) y con una mayor cobertura vegetal.

Zona interdunar o mallada.

Albufera proviene del árabe Al Buhara y quiere decir “mar pequeño”. Imposible definir mejor esta lámina de agua somera (1-2 metros de profundidad) y fondo fangoso que ocupa casi 2.900 hectáreas de las 21.120 hectáreas totales del parque. Por sus dimensiones, con una cuenca hidrográfica de 900 km2, podría ser otro “Mar Menor” pero no, en este caso se trata de agua dulce que proviene de barrancos, acequias, ramblas y canales regulados por el flujo hídrico en los cultivos de arroz. También el agua procedente de manantiales (ullals) de agua dulce de extraordinaria pureza. En la Albufera hay 40 ullals. El desagüe de esta gran laguna lo constituyen las golas; en concreto tres: Gola del Pujol, Gola del Perellonet y Gola del Perelló, que comunican mediante compuertas la siempre inundada albufera y el mar.

Las golas son el desagüe de la Albufera en el mar. Gola del Pujol.

El 10% del interior de la albufera (unas 300 hectáreas) está formado por las matas o acumulaciones de vegetación palustre, de vital importancia para la nidificación de muchas especies de aves.

En el borde exterior de la lámina de agua el paisaje está dominado por los campos de arroz, que suponen el 70% del parque natural. Todo un mundo y toda una cultura la del arroz en la zona y un recurso de sobresaliente importancia también para las aves. Las zonas lindantes con la albufera son campos de arroz que se inundan gracias al agua de la laguna y se conocen como tancats, mientras que las zonas algo más elevadas se riegan gracias a los ríos Júcar y Turia.

Observación de aves durante un paseo en barca por la Albufera.

El hogar valenciano de la tortuga boba

La Albufera sigue siendo referente en conservación de la naturaleza. Un magnífico ejemplo lo encontramos de nuevo en la playa de La Devesa, en una zona de reserva al sur del Parador de El Saler (Reserva Integral de la playa de la Punta). En los últimos años las tortugas bobas (Caretta caretta) están eligiendo el Mediterráneo occidental para realizar sus puestas, probablemente debido al aumento en la temperatura del agua en las zonas habituales de cría de la especie (como las costas de Turquía o Grecia). Así ha sido en los últimos 14 años con 6 puestas en la Comunidad Valenciana (este año se localizó una puesta en la playa de Cullera). Solo en 2019 se localizaron 6 nidos en Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares.

Tortuga boba. Foto: Javier Blasco / XALOC
Información sobre el proyecto en el Parador de El Saler.

En el caso de la Comunidad Valenciana un acuerdo entre la Consellería d’Agricultura, Desenvolupament Rural, Emergència Climàtica i Transició Ecològica, Xaloc y el Parador de El Saler como principales colaboradores, permite apoyar a esta emblemática y amenazada especie marina. Para ello, gracias a un permiso de la Consellería, se instala en la zona de reserva de la Playa de la Punta (zona sur del Parador de El Saler) el “Campamento Tortuga”, coordinado por Xaloc, con todo el apoyo logístico del Parador, y atendido ya por casi 400 voluntarios en los diferentes años que lleva funcionando. Día y noche el nido es vigilado durante aproximadamente un mes y medio previo a la eclosión de los huevos y hasta un par de días después de los nacimientos. Un pequeño porcentaje de los neonatos (10-20%) son trasladados al Oceanográfico de Valencia para su cuidado durante el primer año de vida y después devueltos al mar con transmisor para el estudio científico de la especie. El resto de las tortugas recién nacidas son trasladadas por la noche al emplazamiento del nido original (en esta ocasión Cullera) y liberadas.

Liberación tortugas. Foto: XALOC

En la zona existe además un acuerdo de custodia del territorio entre El Parador, Xaloc y la Fundación Global Nature para la conservación y mejora del entorno natural del parador. Entre otras cosas, se está trabajando en la recuperación del cordón dunar exterior. En el entorno del parador se encuentran las dos dunas más altas del parque natural e interesantes malladas.

Campamento de día XALOC.

Es de destacar la implicación medioambiental del parador, que cuenta entre sus instalaciones con una Natursenda perfectamente señalizada y equipada con paneles informativos, cajas para murciélagos, la gestión sostenible de las instalaciones (eficiencia energética, agua, pasarelas fabricadas con plástico reciclado, etc.), señalización de zonas sensibles al paso de tortugas terrestres (tortuga mediterránea), información sobre cetáceos, etc.

Natursenda en el Parador de El Saler.

¿Qué visitar en la Albufera?

La laguna es sin duda el principal recurso ecoturístico del parque natural y uno de los momentos más célebres para visitarlo es al caer la tarde. La puesta de sol desde el Mirador de la Gola del Pujol ha transcendido fronteras. Mejor aún es hacerlo a bordo de alguna de las embarcaciones que durante todo el día ofrecen paseos turísticos pero que en la última salida de la tarde están especialmente solicitadas. La oferta en los embarcaderos de El Palmar, la Gola del Pujol, El Saler y el puerto de Catarroja (de este último parte el sendero al Tancat de la Pipa) es variada, pero desde El Ecoturista te recomendamos hacerlo con Vicente y su embarcación tradicional (albuferenc) “El Torrentí” (carretera de El Palmar). Este paseo guiado en barca permite también la observación de diferentes especies de aves, las redes de pesca tradicional, las barracas a orillas del marjal… un sumatorio de sensaciones que al llegar ese momento siempre mágico de la despedida del sol, hacen que un atardecer sobre la laguna desde un albuferenc resulte difícil de olvidar.

Atardecer en la Albufera.
Paseo en barca al atardecer, un imprescindible en la Albufera.
Paseo en barca con Vicent "El Torrentí".
Embarcación tradicional o albuferenc.
Atardecer mirador La Gola del Pujol.

En una depresión ubicada en la zona sureste de la laguna, entre la Albufera y la Devesa, se encuentra el centro de interpretación Racó de l’Olla. Visita indispensable para conocer los recursos del espacio natural y disfrutar desde sus miradores ornitológicos en un recorrido de 800 metros (ida y vuelta) de muchas de las más de 350 especies de aves censadas en el parque.

Observatorio ornitológico en el Racó de l’Olla

En invierno llegan a acumularse hasta 30.000 anátidas  y durante la época reproductora cuenta con unas 4.500 parejas de garzas. Entre las aves más más destacables encontramos como residentes: pato colorado, tarro blanco, focha común, zampullín común, gallineta común, flamenco común, martín pescador, cigüeñuela común, ánade azulón y garceta común; como estivales: porrón europeo, cerceta pardilla, avoceta común, gaviota picofina, gaviota reidora, gaviota cabecinegra, charrán patinegro y charrán común (el parque es el segundo lugar más importante en la península Ibérica como zona de cría para los charranes tras el Delta del Ebro, superando las 5.000 parejas); como invernantes: cuchara común, cerceta común, aguja colinegra, andarríos grande, andarríos chico, aguilucho lagunero y águila calzada. Entre las aves en paso destacar: fumarel común, correlimos común, correlimos zarapitín, correlimos menudo, combatiente, archibebe común, chorlitejo chico, y los archibebes común, chico y oscuro. Y finalmente entre los pájaros más comunes encontramos la tarabilla común, el petirrojo, curruca cabecinegra, mito común, serín verdecillo, cistícola buitrón, mosquitero común y papamoscas gris.

En La Albufera están censadas 350 especies de aves. En la imagen avocetas y charranes.
Chorlitejo chico. La Albufera es un enclave importante para limícolas, anátidas, garzas y charranes.

El centro de interpretación Racó de l’Olla cuenta también con un elevado interés botánico (reserva natural de 50 hectáreas) y la envidiable panorámica 360º que se disfruta desde la parte alta de su torre mirador (imágenes inferiores). Otra torre con vistas excepcionales es la Torre mirador de Milia (Tancat de Milia).

Torre mirador en el Racó de l’Olla.

La Devesa tiene una extensión de 10 kilómetros (de los 30 km. que tiene la restinga o cordón litoral) y una anchura aproximada de 1 kilómetro. Conocerla resulta tan indispensable como la propia laguna y para ello encontramos media docena de rutas bien señalizadas (diferentes colores) y acondicionadas: la ruta histórica de la Gola del Pujol, la senda botánica o el sugerente itinerario de los sentidos, entre otras.

Entre la flora de la Devesa destacan el pino carrasco y el enebro marino, y un sotobosque en el que crecen el lentisco, el aladierno, la coscoja, el labiérnago, la zarzaparrilla, el rusco, la raspalengua, el palmito o la esparraguera. Disfruta más abajo de una inmersión 360 VR en la Devesa.

Una visita a la Albufera no está completa sin conocer El Palmar, las dunas ni los kilométricos campos de arroz.

Recorrido por la Devesa.

El Palmar, única población en el interior de La Albufera, ligada a la pesca y más tarde al arroz, en el último siglo se ha hecho famosa por este cereal. Desde su cultivo hasta los muchos restaurantes de esta pedanía valenciana que presume de cocinar los mejores arroces (Paella y All i Pebre) quien sabe si de todo el Mediterráneo.

Para conocer las dunas litorales existen varios puntos donde éstas están bien conservadas. Las Dunas del Dossel (Cullera), entre el faro de Cullera y la playa del Mareny son una magnífica opción.

Alineación dunar exterior.
Las dunas son lugar de cría de diferentes especies de aves. Respeta la señalización.

Para ver los arrozales, nada mejor que disfrutar de una vista elevada desde la Muntanyeta dels Sants (Sueca), un singular promontorio calcáreo de 27 metros de altura. Además de la vista panorámica y la ermita ubicada en su cima, en el entorno se localiza el “ullal dels Sants” y el más grande de todos los manantiales del parque: el “ullal de Baldoví”. Este ullal es una laguna de agua dulce, con turbera calcárea con masiega, que cuenta con observatorio de aves.

 

Campos de arroz en Sueca.

Y en verano, no dejéis de dar un paseo entre los arrozales (existen senderos y pistas como la ruta Na Molins) que permiten adentrarse en este horizonte verde inundado, hogar de anfibios e insectos y despensa clave para muchas especies de aves, como diferentes especies de garzas y el cada vez más abundante ibis morito.

Garzas y moritos entre arrozales.

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