Parque Regional Calblanque
Calblanque es uno de los paraísos costeros murcianos. Probablemente su paraíso. “Un rincón escondido de costa mediterránea en su estado natural. Sus paisajes, flora, y fauna te sorprenderán”; así reza el cartel que da la bienvenida al visitante cuando cruza los límites de este espacio natural murciano. El sencillo sendero que lleva hasta el mirador de Punta Negra es una magnífica opción para descubrirlo.
Llegué al Parque Regional de Calblanque un día soleado de un mes de enero. Pocos visitantes y un panorama espléndido casi para mi solo. Su nombre completo es Parque Regional Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila. Calblanque para los amigos… y para los visitantes que recibe, que, en su gran mayoría desconocen que los otros dos parajes forman parte de este pedacito de Mediterráneo occidental inmaculado. Lo cierto que es que el principal reclamo turístico son las playas de arena dorada del sector Calblanque, así que en ellas centraré el reportaje. Bueno, en un sendero que las recorre pero que muestra recursos naturales de enorme importancia.
Lo primero que tengo que transmitirte es mi recomendación de que programes tu visita fuera de lo más duro del estío. En épocas con menor afluencia y sobre todo con temperaturas más llevaderas. En la primavera u otoño, incluso el invierno. Si vas en verano es importante tener en cuenta que el acceso con vehículos a motor está regulado y sea cual sea la época de tu visita, no olvides protección solar, sombrero y agua abundante. No, aquí no vas a encontrar chiringuitos, solo naturaleza mayúscula.
Se trata de un territorio de 2.800 hectáreas situado entre Portmán y Cabo de Palos. Usualmente, el visitante llega a este enclave de la Red Natura 2000 atraído por sus playas. Solo por sus playas; y es ahí cuando conoce y se maravilla con otros ambientes únicos -y mucho más importantes desde el punto de vista natural- como ramblas, acantilados, dunas fósiles, salinas, bosques… de la importancia de sus aves y de especies de flora y fauna muy escasas y amenazadas. Un compendio de biodiversidad de la buena en la que destaca la importancia de sus recursos geológicos. Desde acantilados oscuros formados por micaesquistos o las dolomías de Cabezo de la Fuente, hasta dunas de color claro formadas por granos de arena sedimentados hace 100.000 años.
En la fauna de este espacio natural destacan las aves. Búho real, águila-azor perdicera o halcón peregrino son las especies de rapaces más sobresalientes en un catálogo ornitológico en el que sobresalen también la gaviota de Audouin, el chorlitejo patinegro y las colonias de abejarucos. Completan la lista de fauna otras especies notables como el lagarto bético, sapo corredor, o la tortuga boba, cuya presencia para criar se detectó por primera vez en 2019. Era la primera vez que esto ocurría en la Región de Murcia, y no eligió mal lugar…
Con 650 especies, la importancia botánica no le anda a la zaga. Aquí crecen las únicas poblaciones naturales de ciprés de Cartagena presentes en el continente europeo, la escasísima jara de Cartagena y la endémica siempreviva de Cartagena. Le acompañan pinos carrascos y en menor medida encinas y brezos blancos. Más abundantes son el cornical, el arto, la ailaga, el palmito, el lentisco, el esparto, la albaida, la salicornia, la siempreviva, la sosa, la margarita de mar, el hinojo marítimo, el lirio de mar, el cardo marino, la lavanda, el romero y diferentes especies de orquídeas.
Por todo ello, te recomiendo realizar en tu visita el Sendero del mirador de Punta Negra. Una sencilla ruta que te mostrará no solo las playas que vas buscando, sino parajes tan sobresalientes como las salinas de Rasall y la duna fósil. El sendero sigue las señales del GR-92 y arranca en el aparcamiento de la Playa de las Cañas para finalizar, 4 kilómetros después (1 h.), en el mirador. Es un sendero lineal, así que has de contar con un tiempo y distancia similar para el regreso.
Junto al aparcamiento se encuentra el arboretum. Allí encontrarás al ciprés de Cartagena y los únicos 200 metros de sombra de todo el recorrido, antes de salir a la rambla de Cobaticas rumbo a las Salinas de Rasall. Las salinas cuentan con un par de observatorios ornitológicos. Hace algún tiempo que las salinas han dejado de estar explotadas, pero se mantienen con agua por ser un hábitat clave para muchas aves y para el fartet. Las salinas son Zona de Especial Importancia para las Aves del Mar Menor. Avocetas, cigüeñuelas, flamencos, y gaviotas de Audouin son vecinos asiduos.
Las salinas se encuentran separadas del mar por una enorme duna fósil que a buen seguro ya habrá llamado tu atención en lontananza. La duna fósil, la playa de Calblanque, y calas como Arturo, Magre y la de los Déntoles, podemos disfrutarlas con calma al regreso, cuando tengamos una panorámica global del recorrido realizado, de la antigua bahía de Calblanque y de la costa norte oculta a la vista hasta la llegada al mirador de Punta Negra. Sus apenas 35 metros de altitud son suficientes para deleitar al visitante con una panorámica espectacular.
La Duna fósil es una Reserva Geomorfológica. Se trata de una gran roca formada por arena del antiguo fondo marino cementada por restos de conchas. Se extiende desde la zona de La Timpa -donde se toma el agua que riega las salinas- hasta la punta sur de la playa de Calblanque. No camines por encima de ella. Existe una senda con barandillas de madera que te la mostrarán a la perfección. Tampoco debes subir por las dunas de arena del parque. En Calblanque, Las Cañas y Playa, por ejemplo, encontrarás fantásticos arenales. En algunos casos, el paisaje de arena que contemplas es fruto de un tedioso proceso de recuperación del ecosistema original. Cuídalo.
De regreso al aparcamiento donde se inicia el sendero, en sentido contrario al sendero, vale la pena que te asomes al mirador de Playa Larga. Una generosa panorámica a 5 minutos del aparcamiento. Varios senderos descienden a este bello arenal. Un magnífico broche final para conocer este sector del parque regional.