Águila imperial ibérica en la Sierra Oeste de Madrid
Situación
Madrid
Accesos
El centro de fauna José Peña, gestionado por Kuna Ibérica y punto de partida de la actividad, se encuentra en Navas del Rey. Desde Madrid se accede por la autovía M-501. A la entrada del pueblo se encuentra el camino de acceso al centro. Dista 40 kilómetros de la capital.
Highlights
Águila imperial ibérica, con la mayor población madrileña y probablemente la mayor densidad poblacional de la especie en su área de distribución mundial. Otras especies importantes en esta ZEPA madrileña son el águila real, el buitre negro y la cigüeña negra.
Cuando
Todo el año, aunque durante la primavera las águila tienen menor actividad por estar en el nido. Hay que extremar las precauciones para no molestar a las aves en época de cría. Es una especie sedentaria.
Consejos
Realizar la actividad de observación de águila imperial de forma responsable y en compañía de guías profesionales. Este reportaje lo hicimos en compañía de la empresa local Kuna Ibérica, que es miembro de la Asociación de Ecoturismo de la Sierra Oeste (Asociación Tesoros).
La Sierra Oeste de Madrid alberga la mayor población de águila imperial de la comunidad y probablemente la mayor densidad poblacional de la especie en su área de distribución mundial. Realizar una ruta ecoturística para intentar observarla es una experiencia excitante. Y allí fuimos a comprobarlo de la mano de guías locales.
La Comunidad de Madrid alberga 73 parejas reproductoras de águila imperial (2019), alrededor del 15% de la población mundial. En 2017, cuando en la península Ibérica se habían censado 520 parejas, en la Sierra Oeste vivían unas 25-30 parejas del casi medio centenar de la comunidad madrileña, es decir, aproximadamente el 65% de las águilas imperiales madrileñas.
En los últimos años la Sierra Oeste de Madrid ha visto cómo la presencia de águila imperial ha crecido hasta superar muy probablemente las 35 parejas, representando la mayor población y densidad mundial de la especie. El también madrileño Monte de El Pardo quizá pueda disputarle el aspecto de la densidad en el particular derbi madrileño. En cualquier caso este hecho ya explica por qué el extremo suroeste de la Comunidad de Madrid es cita obligada para los amantes del águila imperial.
Había quedado temprano con Isaac Navarro, director de Kuna ibérica, en las instalaciones del Centro de Fauna José Peña que gestiona esta empresa. De allí parten las actividades que Kuna realiza con los clientes en busca del águila imperial por los alrededores de Navas del Rey. La Sierra Oeste es territorio del águila en Madrid y Navas del Rey uno de sus epicentros. En él crían varias parejas y confluyen territorios de caza de otras vecinas. Están presentes varios ambientes, desde los campos de cultivo donde predomina el olivar hasta encinares adehesados y frondoso bosque mediterráneo. Corre por su municipio el río Alberche, el sello de identidad real de la comarca, que cuenta en sus orillas con bosque de galería, pinares –especialmente de pino piñonero-, encinares y roquedos, estos últimos en la zona del embalse de Picadas y que son muy del gusto de la cigüeña negra, otra de las joyitas locales. Los embalses son característicos de la Sierra Oeste, conocida popularmente como la playa de Madrid por los embalses y playas fluviales en el Alberche y sus afluentes. El Pantano de San Juan y el de Picadas han dado nombre a la Ruta de los Pantanos.
Cuando el visitante recorre las carreteras de la zona se topa con el cartel de una de las rutas turísticas de la comunidad madrileña: la Ruta Imperial. El itinerario recorre varios municipios de la Sierra Oeste y de la parte occidental de la sierra de Guadarrama con el hilo conductor de Felipe II en sus desplazamientos desde Madrid hasta el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Con esa denominación y la cabeza llena de pájaros, quizá nuestra querida águila prolongue el sentido de este itinerario turístico.
Isaac, al pie del recinto donde vive un ejemplar de águila imperial, aprovecha para presentar la actividad e introducir a los participantes en el mundo de esta poderosa rapaz. Isaac explica también cómo la protagonista que tiene a su espalda apareció un día en la puerta de Kuna metida en una caja con el húmero fracturado.
El ejemplar no ha podido ser devuelto al medio natural pero quizá nació para cumplir una misión en su vida, también muy importante, como es la de la educación ambiental. Prefiero pensarlo así.
Isaac aprovecha para explicar también en qué consiste la ruta y cómo nos adentraremos en el territorio de algunas parejas. Nos situaremos a distancia prudencial de algunos de sus posaderos habituales y caminaremos por diferentes puntos para apreciar la flora y la gea a la par que levantaremos la cabeza con bastante asiduidad en busca de su poderosa silueta en vuelo.
En busca del Águila imperial
Tras las indicaciones, nos metemos en el vehículo para ir conociendo el entorno natural de Navas, hábitat de la imperial y el de otras muchas especies de aves que viven en la ZEPA de la Sierra Oeste. Es la ZEPA nº56 y lleva por nombre “Encinares de los ríos Alberche y Cofio”. Se extiende a lo largo de más de 83.000 hectáreas no solo de encinares, sino también de pinares, con una importante población de cigüeña negra y una colonia de cría de buitre negro, además de nuestra recuperada protagonista. Se trata de un Lugar de Interés Comunitario (LIC) y una Zona de Especial Conservación (ZEC), y forma parte de los Espacios Protegidos Red Natura 2000 en la Comunidad de Madrid.
Estamos en tiempos de pandemia, así que toca hacerlo como marcan las autoridades sanitarias y el sentido común: mascarilla y permanente desinfección de manos, así como la correcta ocupación del vehículo y disposición en su interior de quienes formamos el grupo aquella mañana.
La primera parada del recorrido, que suele durar unas 3 horas, es cerca de una antigua línea de alta tensión. Hoy solo quedan los postes y no es casualidad. Tras el cambio de tendido, los antiguos postes querían ser eliminados por el colectivo cazador por servir de posadero a su competencia: el águila imperial. Gracias a un vecino de Navas muy identificado con la naturaleza y amante de estas aves, quien puso en conocimiento del ayuntamiento y la Sociedad Española de Ornitología el interés medioambiental de los postes, se eliminaron los cables y las torretas se dejaron donde están por ser precisamente eso: el posadero habitual de las rapaces. Todo el tendido es propiedad de la compañía eléctrica, así que esperemos no les dé algún día por desmantelarlo.
Estas enormes torres, ya sin cables, emergen sobre el terreno y son oteadero predilecto para las rapaces. Y aquel día no faltó a la cita. Una pareja adulta aprovechaba la limpia luz de la mañana para escudriñar el terreno en busca de alguna presa y de paso vigilar su territorio. No hay nido cerca, por lo que deducimos que este año no han cridado. A estas alturas del año –finales de mayo- deberían estar en el nido o al menos tenerlo a golpe de vista. Las que probablemente lo tuvieran serían una pareja de urracas, que no dudaban en armarse de valor y enfrentarse a las águilas, que descansaban pacientemente, para tratar de expulsarlas. Mira que son testarudos y bravucones los córvidos.
Estuvimos disfrutando de la pareja de imperiales un buen rato. Gozando como niños. Pero era momento de seguir con el recorrido para conocer otro hábitat y disfrutar de una panorámica de 180 grados fantástica del río Alberche entre el embalse de San Juan y el embalse de Picadas, bajo nuestros pies. Llegamos caminando entre el pinar hasta un balcón natural a modo de mirador. Realizamos algunas paradas interpretativas en el breve y sencillo paseo entre pinos piñoneros con urracas y un buen número de palomas torcaces poniendo la nota alada. También decenas de fringílidos de diferentes especies. Y no solo plumas, también insectos como la Vanessa atalanta. Precioso el almirante rojo en sus vuelos sobre los cardos, su planta nutricia. O el neuróptero Nemoptera bipennis, muy abundante en esos días primaverales y especialmente activo sobrevolando el campo de gramíneas a unos treinta centímetros del suelo. Cuando vuela es fácil de localizar pero cuando se posa es casi imperceptible. El duende, como se conoce a este bello insecto volador endémico de la península Ibérica, es un buen bioindicador de calidad ambiental. El vuelo ondulado de una oropéndola nos recordaba que eran las aves el grupo faunístico que copaba nuestro objetivo.
Desde nuestra atalaya, la ladera contraria se levantaba frondosa sobre las oscuras aguas del Alberche. Un terreno generoso en ciervos y gamos apuntaba Isaac. Y un buen lugar para volver a poner el telescopio. Aún estábamos colocando el trípode cuando una rueda de buitres a media altura sobre nuestra vertical nos lleva a dar con un damero o joven de águila imperial que acababa de abandonar la térmica y enfilaba hacia el sureste.
Con el prismático siguiendo al subadulto de águila imperial, conocido así por presentar un patrón de plumaje en mosaico debido al estado intermedio de muda entre el pajizo del joven y el negro del adulto, y convertido ya en un lejano punto negro en el azul, el característico sonido de otra imperial sonó cercano en algún punto de la ladera de enfrente. No tuvimos ni que buscarla posada en algún árbol ya que pronto vislumbramos su silueta sobrevolando en círculos a baja altura el dosel forestal. Era un adulto, con su característico plumaje negro con hombros blancos, que adquiere a los cinco años de edad tras las sucesivas mudas comentadas. Si habíamos disfrutado de lo lindo con las robustas siluetas posadas en el tendido, ésta nos iba a deleitar con toda clase de poses en vuelo. Enorme colofón a la mañana.