Experiencias

Entre Cabos, ruta geológica por la Costa Quebrada de Santander

18/08/2023 Autor: Alfonso Polvorinos
  • En familia
  • Geología
  • Paisajes
  • video_youtube

Situación

Cantabria

Experiencia de geología urbana que permite conocer, de una forma sencilla, los ricos recursos naturales -y también culturales e históricos- existentes entre Cabo Menor y Cabo Mayor, en el Norte Litoral de Santander.

Esta fácil ruta guiada por la rasa litoral es un catálogo de agradables sorpresas en el tramo que va desde la mítica Playa de El Sardinero al faro que corona el acantilado de entrada a la Bahía de Santander.

Rasa Litoral. Al fondo la ciudad de Santander y la segunda Playa de El Sardinero, donde se inicia la ruta.

En el extremo norte de la ciudad, justo al final de la segunda Playa de El Sardinero, un camino de ronda sirve de ocio y paseo saludable para muchos santanderinos que lo emplean para caminar o acceder alguna de las dos playas a las que se puede llegar. Quizá lo que muchos lugareños en su agradable caminar ignoran, es que en realidad es el inicio de un viaje geológico a la Historia de nuestro planeta. Pero para comprenderlo, es indispensable la interpretación de un guía local que traduzca con acierto las rocas y acantilados de este gran libro geológico al aire libre. Un libro diferente, que muestra sus capítulos al ritmo de las mareas. Y aquí, para nuestra fortuna, contamos con el conocimiento y buen hacer de Gustavo, de la Asociación Costa Quebrada, quien nos acompañará en esta soleada mañana estival para mostrarnos la ruta “Entre Cabos”. Este itinerario es una de las 5 rutas creadas con el Plan de Sostenibilidad Turística de Santander Norte Litoral-Costa Quebrada (financiado por los fondos Next Generation UE y el PRTR).

Señalización al final de la segunda Playa de El Sardinero. Ruta en trazo oscuro.
Faro de Cabo Mayor.

“Entre Cabos” es un recorrido sencillo, de baja dificultad y 2,8 kilómetros de longitud, que tiene como protagonista el trecho de litoral entre Cabo Menor y Cabo Mayor. Un viaje de 87 millones de años que nos llevará menos de un par de horas. Se vale para ello del cómodo sendero que bordea el parque y el campo de golf municipal de Mataleñas hasta el Cabo Mayor, con el mar siempre como fiel compañero de ruta.

Mural artístico «Ecos de un paseo».

Arte urbano

Nos da la bienvenida al recorrido el enorme mural de arte urbano “Ecos de un paseo” creado por una empresa local como una de las actuaciones sobre “Restauración paisajística, limpieza y mantenimiento” del citado Plan. En él se plasman lugares, símbolos, fauna, flora y gea además de otros recursos representativos del Norte Litoral de Santander, como su gran ola central. En esta demostración pictórica de identidad territorial, el mejor ejemplo de amor por lo local -orgullo diría-, lo constituye, en mi opinión, el dibujo del águila pescadora, seleccionada por el artista, entre muchas especies, como la elegida para protagonizar el mural en su parte faunística. La lectura va más allá. Cómo una especie se ha colado directamente en el corazón de los santanderinos tras verla de nuevo volar y criar, como un residente más, en su Bahía gracias al fenomenal “proyecto de recuperación del águila pescadora en la Bahía de Santander”. Lo dicho, directamente al pódium de su identidad territorial.

A lo largo de la ruta encontraremos un buen número de fósiles de invertebrados.

Senda Mataleñas

Entre bellas pinturas nos adentramos en los primeros metros de la Senda Mataleñas, por la que transcurre la ruta, que aprovecha Gustavo para hacer una introducción botánica de la vegetación costera autóctona. Un muro repleto de fósiles da pie a los primeros compases del contexto geológico en el que nos vamos a mover. Cenozoico, Mesozoico, etc. pero no solo de eras, también de edades para entender el tipo de rocas formadas bajo el mar y que ahora se muestran a nuestros ojos en la Formación Sardinero (ritmitas margo/calizas, calizas con base margosa y techo arenoso, margas y calizas nodulosas, calcarenitas y calizas arenosas localmente tableadas). También a sus habitantes: los fósiles de bivalvos, esponjas… Bueno, a parte de sus habitantes, pues los que sólo estaban formados por tejidos blandos (sin concha) no han fosilizado…

Por la cómoda senda Mataleñas llegando a la Playa de los Molinucos.
Playa de los Molinucos.

Gustavo se apoya en un mapa geológico que ayuda enormemente a visualizar lo que aquí aconteció (y sigue ocurriendo). La geología es una ciencia viva. Y en esta zona especialmente el modelado depende mucho de la tectónica local.

En pocos minutos se llega a la Playa de los Molinucos, una cala de aguas cristalinas. Observamos un pequeño arroyo que cruza la playa y que sirve para comprender la importancia de los molinos de agua que antaño aquí había. El lugar es fantástico. A pesar de su proximidad al asfalto de la urbe, desprende una estampa salvaje impactante.

 

La senda bordea la playa para llegar a Cabo Menor. Las calcarenitas y calizas arenosas localmente tableadas monopolizan el paisaje geológico de Cabo Mayor, mientras que el resto de las rocas presentes en la Formación Sardinero se observan bien en Cabo Menor, donde nos encontramos ahora.

Atentos a las explicaciones del guía en Cabo Menor.
Micraster cortestudinarum, el erizo fósil que sirve de emblema al Geoparque aspirante de la UNESCO Costa Quebrada.

De Cabo Menor a Cabo Mayor

Cabo Menor seduce desde el primer momento con sus pliegues blanquecinos donde habitó el Micraster cortestudinarum, el erizo fósil que sirve de emblema al Geoparque aspirante de la UNESCO Costa Quebrada. A pie de campo, delante de algunos fósiles muy bien conservados, conocemos personalmente al citado erizo. El paisaje de calizas arenosas y margosas es en cierta medida diferente al que iremos encontrándonos a partir de ahora. Se observa muy bien el sistema de diaclasas posteriormente fracturado por una falla (fracturas en las que se resquebraja la roca al plegarse) que dan al acantilado el sorprendente aspecto de una estructura construida por la mano humana.

Por el borde del acantilado hacia la ensenada de Mataleñas.

La senda abandona la vía pavimentada para asomarse al Cantábrico por el borde del cantil (máxima atención si vais con niños) y nos muestra por vez primera el faro que preside Cabo Mayor. Está cerca visualmente, pero para llegar todavía resta hacer una U para rodear la Playa de Mataleñas, ubicada 186 escalones más abajo. La ensenada es tan profunda debido a las margas (muy erosionables) que afloran en el fondo de la playa. El sendero permite varios asomos para disfrutar de este arenal costero convertido en postal y visualizar la rasa emergida desde varios ángulos. La rasa litoral es la plataforma de abrasión marina erosionada por el oleaje. Al fondo, el faro no solo guía a marinos, también a los que, como nosotros, avanzamos por tierra hasta sus inmediaciones.

Playa de Mataleñas.
Desde Mataleñas se observa cercano el Faro de Cabo Mayor.

En suave subida llegamos al mirador de Cabo Mayor que se encuentra en la parte alta del acantilado y cerca de los restos de una estratégica posición militar. Visto desde el este, como hacemos nosotros, descubrimos rápidamente la curiosa forma simiesca del cantil. Una vez identificada la silueta del primate, cada vez que se mira, ya solo se ve al King Kong santanderino.

Las margas afloran en el fondo de la Playa de Mataleñas.
En el acantilado se reconoce la cara de un gorila que hunde sus brazos en el Cantábrico.

Los últimos metros de la senda permiten apreciar los tremendos pliegues calizos (levantados 45º) del anticlinal sobre los que se sitúa el bonito conjunto del Faro de Cabo Mayor y los edificios anexos que sirvieron de viviendas a los técnicos en señales marítimas y servicios auxiliares al faro. Aquí se ubica actualmente el Centro de Arte Faro de Cabo Mayor y si te apasiona el mundo de los faros, no te pierdas su exposición.

Cabo Mayor. El faro alberga un centro de arte.
Unos prismáticos siempre ayudan a disfrutar de las aves del recorrido, como esta collalba gris (abajo).

Este histórico farol cántabro se encendió por vez primera la noche del 15 de agosto de 1839. Su haz de luz se levanta 91 metros sobre el nivel del mar. En su base, un mirador construido en sillería -como el faro- sirve de privilegiado balcón cantábrico y fin de ruta. Mirando hacia el este, se observa bien desde aquí el enlosado formado por diaclasado en las calizas margosas. Hacia el oeste, destacan las dolinas formadas mediante el proceso kárstico que disuelve la roca caliza.

Diaclasas en las calizas margosas desde el mirador del faro.
Gustavo explicando uno de los muchos recursos de la ruta.
Tramo de dolinas.

En el propio mirador, un amonites bien conservado y un nódulo de pirita en proceso de oxidación, nos sirven de despedida a este paseo geológico “Entre Cabos” dentro del LIG (Lugar de Interés Geológico) Sucesión playa de los Peligros-Soto de la Marina. Y nos vamos felices, sabiendo además que hemos sido un poco más ecoturistas si cabe, ya que el 100% de los beneficios derivados de la venta de entradas para esta actividad ecoturística (al igual que en el resto de rutas creadas) se reinvierte en proyectos de conservación y sensibilización local, a través de la Asociación Costa Quebrada.

Amonites.
Pliegue de calizas formando el anticlinal bajo el Faro de Cabo Mayor.
Mirador de Cabo Mayor desde el faro.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies