Entre los milanos de Son Maiol
Con el telón de fondo de la Serra de Tramuntana, decenas de milanos despliegan su catálogo de acrobacias frente al hide de esta finca vinícola mallorquina. Estuvimos disfrutando de la sesión en uno de los hides fotográficos pioneros en Baleares.
Entre los viñedos de producción ecológica familiar de esta fantástica finca de 40 hectáreas, a mitad de camino entre la playa y la Serra de Tramuntana, vuelan los acrobáticos milanos. El telón de fondo que tiene la orientación norte del hide no puede resultar más espectacular. La visión sobre la parte central de la emblemática sierra mallorquina, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad, es poderosa como pocas. Con el Puig Major bien visible como máxima elevación serrana y con el fondo directo de otras elevaciones sobre Alaró. Estas últimas semejan muelas emergiendo de la planicie y, salvando las distancias, me recuerdan a los tepuyes de la Gran Sabana venezolana. Grandes montañas de cima aplanada que le dan un aspecto fantástico a las fotos.
Estoy en el interior del hide “Milvus”, frecuentado por milanos reales, milanos negros (en temporada) y cuervos fundamentalmente. Es una caseta amplia, con capacidad para 3 fotógrafos, cuyo diseño y ubicación ha corrido a cargo del premiado fotógrafo de naturaleza Francis de Andrés.
A medida que van llegando los milanos, voy buscando diferentes encuadres. Con ambiente montañoso, sobre las edificaciones dispersas a pie de sierra, con fondo de cielo, sobre el manto verde de pinos, encinas, algarrobos, almendros, olivos… Es un hide sobre todo para vuelo, y como tal, me deleito de lo lindo dándole al disparador de la cámara siguiendo a las evoluciones de las rapaces. Alterno momentos fotográficos con otros de mera observación. Dejar de lado el visor de la cámara y empaparse a través de la visión directa es un ejercicio muy recomendable.
Un águila calzada (la finca cuenta con otro hide específico para esta rapaz y otro para pajarillos), cuervos y algunas gaviotas se invitan a la fiesta. A medida que pasa el tiempo los vuelos rasantes y picados que realizan los milanos para llevarse el premio en forma de pedazo de carne a la boca, se va alternando con posados. Primero en las ramas de los algarrobos a ambos lados del hide, permitiendo buenas imágenes con la sierra siempre al fondo. Finalmente son varios los que deciden echarse en el suelo -ya sea en el comedero o en el bebedero- y es entonces cuando entran en juego también los detalles florales. En primavera cientos de florecillas tapizan el terreno frente al cristal espía del hide. Con el sol, la silueta de bello diseño colorista del milano real, que tanto gusta a los extranjeros (y no extranjeros) se ve envuelta de pétalos de diversos colores. ¡Brutal!
Tras un buen rato en el interior del escondite fotográfico, la colección de fotografías es notable. Milanos desde todos los ángulos, con todos los fondos y en todos los ambientes. ¿Se puede pedir más? Si, relajarte en alguno de los dos alojamientos rurales (agroturismos) de la finca.
Son Maiol cuenta con dos casas de campo envidiables: Es Molí y Es Pouet. Ubicadas en diferentes partes de la finca, gozan de todo tipo de comodidades y cada una con su piscina independiente. Si a ello le sumamos las atenciones de la familia propietaria, los convierten en un alojamiento rural a tener muy, muy, muy, en cuenta a la hora de planificar las vacaciones en Mallorca. Así da gusto venir a darse un baño fotográfico.
El origen de Son Maiol se remonta a 1626, cuando Andrés Mayol adquirió estos terrenos en Santa María del Camí que siguen perteneciendo a la familia. Y aquí residen sus propietarios, en la casa principal donde tienen la bodega (repleta de excelentes caldos procedentes de sus 6 hectáreas de viñedo). Hoy los tiempos han cambiado, y además de mantener la tradición vinícola, el amor por la naturaleza junto con la afición fotográfica de Gil, uno de los propietarios, han desembocado en este proyecto ecoturístico pionero en las islas Baleares: los hides de Son Maiol.