Explosión primaveral en las dehesas de la Campana de Oropesa
La comarca toledana de la Campana de Oropesa, en el extremo noroeste de la provincia, es un espacio natural que ofrece atractivos de enorme interés como denota la inclusión de buena parte de su extensión en la Red Natura 2000. La explosión floral que acontece en sus dehesas bien merecen una pausada visita a la que dedicar varias jornadas.
Es fácil sucumbir a vecinos tan poderosos como La Vera y el Valle del Tiétar, ambos en la cara sur de la agrestre Sierra de Gredos, el parque nacional de Monfragüe, o el Geoparque Las Villuercas, Ibores, Jara. Y todos compitiendo por el suculento reclamo del mercado madrileño en tiempos y distancias similares. Es fácil sucumbir, pero la Campana de Oropesa, con su imponente castillo (parador de turismo) dominando la llanura que caracteriza estos terrenos o la espectacular colonia de aviones de Puente del Arzobispo, están presentando unas credenciales que poco a poco, pero sin pausa, están convirtiendo a la comarca en un incipiente destino turístico (ecoturístico).
Son las aves y su extraordinaria biodiversidad las reinas de la zona -con mayor número incluso de especies que Monfragüe-, pero la primavera es quizá nuestra estación favorita para venir hasta aquí. Y en esta época no son las aves (que también) sino la explosión floral de sus dehesas las que te hacen caer redondo sumido en el amor más adolescente hacia el bosque mediterráneo en flor. Alcornocales, encinares, fresnedas, pinares o melojares cubren sus pies de intenso color.
Su variedad edáfica permite disfrutar de zonas repletas de jaras, de cantuesos, de orquídeas y de peonías. Sí, en algunos enclaves privilegiados, los rodales de peonías son de los que quitan el hipo.
Y si levantas la vista del suelo, hallarás árboles gigantes. Muchos centenarios y algunos tan poderosos que han sido declarados Árboles Singulares en el Catálogo de Castilla-La Mancha. Destacan especialmente algunos ejemplares de alcornoque y encina en el Dehesón del Roble y el Dehesón del Encinar respectivamente. Un pino de importancia mundial por su longevidad y un acebuche que no le va a la zaga en años. Por no hablar de los robles melojos, una rareza en la dehesa. Pero estos gigantes arbóreos bien merece un capítulo propio que sin duda le dedicaremos. Ahora te dejamos en la pista olfativa y visual de la variedad floral de las dehesas y dehesones de la Campana de Oropesa, uno de los secretos que aún quedan en la naturaleza Ibérica.