Laguna de Navaseca, el hogar de las malvasías cabeciblancas.
Malvasía cabeciblanca y flamencos, comandan una lista de aves en la que no faltan calamones, láridos, y otras anátidas. En la laguna de Navaseca, a un paso de Daimiel, bulle vida todo el año. Acercarte a la Laguna de Navaseca es visitar, si no el principal, uno de los principales hogares en España de la preciosa malvasía cabeciblanca. Un humedal permanente que forma parte del ecosistema de las Tablas y que está, junto con el parque nacional Tablas de Daimiel, englobado en la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda.
Existe un paisaje manchego dominado por las grandes extensiones de cultivo, por las tierras ocres repletas de surcos. Es La Mancha del barbecho, de los olivos, las cebollas, los ajos, las patatas, el cereal, el girasol, los viñedos o el azafrán … y existe una Mancha Húmeda, repleta de lagunas, de afloramientos acuosos que vienen y van al ritmo cardiaco del latido acuático de ríos como el Guadiana, el Cigüela, el Riánsares, el Záncara y el Córcoles. Balsas de agua que danzan, sobre todo, al son del acuífero 23, la principal bolsa de agua subterránea de cuantas existen en la cuenca alta del Guadiana y uno de los mayores de España.
Por su innegable valor ambiental, 25.000 hectáreas de La Mancha Húmeda pasaron a formar parte de la red mundial de Reservas de la Biosfera en 1981. Una extensión repartida irregularmente por las provincias de Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete. La bandera del territorio la sostenía el parque nacional Tablas de Daimiel. Y lo sigue haciendo. Una bandera rebosante de biodiversidad y herida de muerte por el expolio del gran acuífero. Papel relevante tienen también enclaves como las lagunas de Ruidera, las lagunas de Alcázar de San Juan, las lagunas de Manjavacas o las de las Navas de Malagón.
Lagunas endorreicas, surgencias del acuífero, tablas y zonas encharcadas que son para muchas aves acuáticas migratorias lo que Gallocanta para las grullas: parada obligada en sus viajes. Y que forman marjales en los que crecen carrizos, juncos, eneas, masiegas y tarayes. Por cierto, aquí también llegan las grullas y en los entornos cultivados viven un buen número de esteparias.
La laguna de Navaseca
La laguna de Navaseca, ubicada a 2,5 kilómetros de la población de Daimiel (Ciudad Real) forma parte del rosario de lagunas ligadas al ecosistema de las Tablas de Daimiel y que se encuentra dentro de la citada reserva de la biosfera. Se trata de una laguna de origen kárstico alimentada por el acuífero 23 (acuífero de La Mancha occidental). La sobreexplotación del acuífero, que viene ocurriendo especialmente desde los años 70 del siglo pasado, afecta negativamente a todo el ecosistema, del que esta laguna no está al margen. Pero en el caso de la laguna de Navaseca, igual que se vació por la acción del hombre, también se ha vuelto a llenar por causas antrópicas, pues actualmente se nutre de las aguas procedentes de la Estación Depuradora de las Aguas Residuales (EDAR) de Daimiel. De esta forma cuenta con agua todo el año y eso es lo mismo que ser un imán para la avifauna en una región en la que, desde tiempos prehistóricos, las aves han sido una constante. El funcionamiento de la planta depuradora y las actuaciones que permanentemente se realizan, garantizan el óptimo estado de las aguas de la laguna.
La malvasía cabeciblanca
Antes de la llegada de la Covid-19 la malvasía cabeciblanca ya sabía bien lo que era un confinamiento, pues su población en España en los años setenta se reducía a unas muy pocas parejas localizadas en unas contadas lagunas cordobesas. Como el Ave Fénix, resurgió. Y una de nuestras anátidas más bellas y singulares se reproduce hoy en día en otras provincias andaluzas (Almería, Cádiz, Málaga, Sevilla), Alicante, Toledo y Ciudad Real. También cría de forma puntual en otros enclaves de la mitad sur peninsular y Mallorca. Su evolución ha sido favorable pasando de los 22 ejemplares “cordobeses” a unos 2.300 individuos ibéricos actuales.
De ellas, alrededor de 35 parejas nidificantes viven en la Laguna de Navaseca, por lo que esta laguna daimieleña alberga probablemente la principal colonia de malvasía cabeciblanca de España. A finales de verano se han visto concentraciones de hasta 400 malvasías. Es una especie fundamentalmente residente, si bien realiza desplazamientos dispersivos durante el invierno.
Con la primavera llega el periodo de cría para la malvasía. Es ahí cuando el pico de los machos adquiere la coloración azul celeste tan llamativa que realza la belleza de este pato buceador. Cuenta con un periodo reproductor amplio que arranca en marzo y puede llegar al mes de septiembre. Entre mayo y julio costará más trabajo observar a las hembras, pues se encuentran incubando entre la vegetación. Al final de verano, jóvenes y hembras irán por un lado y machos por otro, juntándose de nuevo al llegar la primavera para que éstos cortejen a las hembras con su plumaje nupcial y su brillante pico pintado a mano con fino pincel.
La visita a la Laguna
A la hora de visitar la laguna existen un par de senderos que ofrecen dos posibilidades desiguales en cuanto a la cantidad de agua se refiere. Por un lado el itinerario de los Cordeles (2.080 m. longitud), que recorre de forma circular la parte oriental de la laguna. Esta parte suele permanecer en su mayoría sin agua, pero es la zona idónea para contemplar la vegetación salina. Son característicos de la Reserva de la Biosfera Mancha Húmeda, fruto de la evaporación, los terrenos salinos donde crece vegetación halófila como Sarcocornia fructicosa, varias especies de Limonium o tapetes de Microcnemum coralloides. Esta zona es un buen ejemplo.
La parte inundada ocupa la porción occidental de la laguna, que puede ser recorrida mediante el itinerario del Cordel de las Lagunas (2.922 m. longitud). En sus bordes crecen los tarayes, carrizos, eneas y castañuelas y es donde se concentra la avifauna acuática. Ambos senderos cuentan con observatorios. Un total de ocho. Aquí es donde se concentran aves como el flamenco, el cuchara común, la malvasía cabeciblanca, el pato colorado, el porrón común, el escaso porrón pardo, el ánade azulón, el calamón, la gallineta de agua, la focha común, la garceta común, la garcilla bueyera, la garza real, la garza imperial, el morito, el combatiente o la gaviota reidora entre otras, entre muchas otras especies de aves. Casi 220 especies de aves se han censado en la laguna.
Pero te recomendamos la mejor de las opciones que consiste en enlazar ambas rutas para de esta forma bordear los 3,5 km. de perímetro de la laguna. Su fácil acceso y sencillez con la que se observan las aves invitan a pensar en abordar la visita de forma libre. Ahí está el error. ¡Cómo cambia una visita a la laguna si se hace de la mano de un guía local profesional! Como el blanco y el negro o el huevo y la castaña. Acompañado de un experto descubrirás una laguna diferente, verás cómo no todas las masas de carrizo son iguales y cómo unas especies u otras prefieren concentrarse en algunas partes escogidas del carrizal ¿qué zona es mejor para observar a las malvasías? ¿qué observatorio es mejor para los flamencos o los calamones? ¿dónde dirigirme para disfrutar del aguilucho lagunero? El guía tiene la respuesta. Créeme si te digo que la calidad de tu observación se multiplicará exponencialmente. Allí estuve acompañado de la empresa daimieleña Ecodestinos. Una gozada. Es además el complemento perfecto de un recorrido guiado al parque nacional. El gerente de la empresa es presidente de la Asociación de Ecoturismo en España y eso da una buena pista de su compromiso con un ecoturismo bien practicado. La laguna de Navaseca y las Tablas de Daimiel son mucho más que una buena opción pajarera de una jornada. Como pude comprobar, da para varios días inmerso en esta tranquila naturaleza bajo el arrullo del canto de las aves.