Turberas y matorrales húmedos atlánticos de la Sierra del Xistral
Esta sierra gallega alberga ecosistemas singulares de enorme importancia en la biodiversidad europea como son los brezales húmedos y las turberas, que en estas suaves montañas lucenses cuentan además con dos piezas clave: caballos salvajes y lobos, que se suman a la enorme relevancia de este enclave del noroeste Ibérico. Todos los ingredientes para un cóctel ecoturístico único con el valor añadido de su papel protagonista en la lucha contra el cambio climático.
Amanece un día precioso en la Sierra del Xistral (A Serra do Xistral). Un azul intenso luce por encima del verde de estas montañas alomadas del norte de Lugo. Aquí y allá se diseminan diminutas aldeas de piedra y pizarra en el fondo de los valles -pocas en un territorio bastante despoblado-, y entre los matorrales de las laderas y en las praderas herbosas pastan libres los caballos salvajes. Estoy con Laura Lagos, técnica del proyecto LIFE in COMMON LAND desarrollado entre la Diputación de Lugo, la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad de A Coruña. Acabamos de llegar a Viveiró (Muras) y mientras tomamos un café para combatir el frío de primera hora de la mañana, no tarda mucho en acercarse un paisano para comentarle que esta noche los lobos han dado muerte a uno de sus potros. Es el día a día en estos montes comunales en los que existe una de las densidades loberas más altas de España. Caballos salvajes y lobos conviven desde hace siglos. Libres en ambos casos.
Lo que me ha traído hasta aquí en un primer momento no es su fauna sino su paisaje vegetal, pero pronto comprobaré cómo brezos, caballos y lobos forman un poderoso trinomio, un conjunto difícil de separar. Laura saca su móvil y me muestra la app para poder seguir en tiempo real a algunos de “sus” caballos con collar gps. Vamos a ir en busca de algunos de ellos mientras aprovecho para ir conociendo de primera mano los atractivos naturales del Xistral. Imposible tener mejor cicerone. Laura destila pasión cuando habla de los garranos o caballos salvajes gallegos (Equus ferus caballus). Es una gran experta en los equinos gallegos y su depredador natural. El Xistral alberga una de las mayores poblaciones de caballos salvajes de Europa, pero para la mayoría de los visitantes, la Fiesta de Interés Turístico Internacional de A Rapa Das Bestas de Sabucedo (Pontevedra) es probablemente lo más conocido sobre estos animales.
Poco a poco voy averiguando muchas más cosas sobre ellos, como la acción que ejercen sobre los brezales. El pastoreo de ganado vacuno en extensivo y los caballos salvajes producen sobre la diversidad vegetal y su estructura efectos que se han demostrado beneficiosos. Una vez más las prácticas agrarias de bajo impacto (actividades tradicionales) se tornan necesarias y la presencia en el monte de los caballos bravos es fundamental para los ecosistemas de las sierras gallegas, con A Serra do Xistral como máximo exponente.
Pero no es fácil ser caballo en el Xistral. El clima es duro y el valor nutritivo de la flora local escaso. No les queda otra que alimentarse del espinoso tojo. Además está el lobo, que en zonas donde viven ganado vacuno y caballos, muestra una preferencia por los segundos, especialmente por los potros entre mayo y octubre. Más de la mitad de los potros nacidos cada año son depredados por el lobo ibérico.
Los caballos controlan la extensión y la altura de los tojos en favor del brezal, convirtiéndose como ya he comentado en pieza clave del ecosistema al mantener la biodiversidad florística de los brezales; algo en lo que pone el foco la Red Natura 2000. Además regulan así una especie inflamable como el tojo ante los incendios forestales.
Hábitats Prioritarios
LIFE in COMMON LAND es un proyecto demostrativo centrado en mejorar el estado de conservación de 3 hábitats prioritarios (Directiva Hábitats) presentes en el ZEC Serra do Xistral: los Brezales Húmedos Atlánticos de zonas temperadas de Erica ciliaris y Erica tetralix, las Turberas Altas Activas y las Turberas de Cobertor Activas. El complejo de turberas de cobertor, que incluye la práctica totalidad de la representación peninsular, es el más importante del sudoeste europeo.
El particular clima local motivado por la ubicación geográfica y la forma aplanada de las cimas del Xistral, permiten el desarrollo de los brezales y las turberas que albergan la mayor biodiversidad del noroeste peninsular. En sus partes altas se sitúan las turberas de cobertor caracterizadas por la formación de una densa y homogénea pradera de ciperáceas y en especial cárices, en las que están presentes como especies más frecuentes el algodón de los pantanos (Eriophorum angustifolium) junto con Molinia caerulea y el endemismo del noroccidente ibérico Carex durieuii. Aunque en menor número, también plantas leñosas como Calluna vulgaris y Erica mackayana y menos frecuentes Veratrum album, Carex echinata, Hypericum elodes, Parnassia palustris, Viola palustris, Narthecium ossifragun, Drosera rotundifolia, etc., que suelen encontrarse en zonas deprimidas donde es frecuente la formación de charcos pluviales.
Es hora de conocer más sobre estas joyas de la botánica así que nos abrimos camino entre el laberinto de pistas que jalonan estas montañas para ir accediendo a algunos enclaves especialmente relevantes. Nos acompaña Carlos Muñoz, otro biólogo del proyecto. Son desniveles suaves pero de subidas tendidas. El Cadramón (1.046 m.) es la máxima altura de una sierra en la que dominan los perfiles alomados en torno a los 800 metros de altitud. Es la altura suficiente para que la humedad del Mar Cantábrico, que dista pocos kilómetros en línea recta, forme las nieblas que en un buen número de días a lo largo del año, se agarran a las cimas propiciando unas condiciones climáticas únicas, responsables del otro gran tesoro local: las turberas.
Y en efecto, dicho y hecho. En cuestión de pocos minutos un “mar de nubes” comienza a avanzar hacia nosotros. Pronto pega las nubes a las laderas y éstas comienzan a subir ayudadas por el viento. En cuestión de poco tiempo la visibilidad se pierde y la temperatura baja. Los cencerros delatan al ganado que ya no vemos pero si escuchamos. De vez en cuando alguna silueta se intuye entre la niebla.
Estamos en una de las zonas más altas, donde se encuentra una espectacular turbera de cobertor. Antes de llegar, nos detenemos en un cruce de pistas para observar excrementos de lobo. Los cruces de caminos siempre han sido puntos calientes en el marcaje territorial de los cánidos.
Las turberas, el mejor aliado contra el cambio climático
Ante la turbera, Laura y Carlos me explican cómo funcionan y su importancia paleoambiental al albergar información crucial que permite conocer la historia del clima. En el Xistral hay un depósito de turba fósil con 20.000 años de antigüedad y otros que permanecen activos desde hace aproximadamente 12.000 años. ¡Ahí es nada!
Por si fuera poco, la batalla contra el cambio climático se libra desde A Serra do Xistral con una eficacia como en ningún otro enclave del noroeste Ibérico; y el arma efectiva con la que cuentan estas montañas son sus turberas. ¿Cómo combaten éstas el cambio climático? Funcionando como grandes almacenes de CO2. ¿Por qué es importante su buena conservación? Porque al degradarse liberan ese dióxido de carbono a la atmósfera. Creo que está todo dicho…
Tenemos tiempo también para visitar alguna turbera alta activa, es decir, que forma turba. De camino atravesamos laderas cubiertas del matorral estrella de la sierra: el brezo. Los brezales son aquí más higrófilos, especialmente a partir de los 650-700 metros de altitud, donde comienza el dominio de las nieblas. Otra particularidad de los brezales del Xistral es la presencia del brezo Erica mackayana, endemismo del norte peninsular (con presencia puntual en el oeste de Irlanda). Estos brezales húmedos atlánticos florísticamente se caracterizan por el dominio de las especies Erica mackayana, Calluna vulgaris y Ulex gallii, siendo especies frecuentes Gentiana pneumonanthe, Calluna vulgaris, Erica cinerea, Molinia caerulea, Agrostis curtisii, Thymelaea corydifolia, Potentilla erecta, Serratula tinctoria, Carum verticillatum, Daboecia cantabrica y Ulex europaeus.
Llegados a la turbera alta, la niebla proporciona un ambiente mágico al entorno que ya de por si tiene mucho de asombroso con sus densos tapices de esfagnos. Aprovechamos para ver en detalle joyitas como la Drosera y su mecanismo para atrapar a los insectos de los que esta planta carnívora se alimenta. Cerca de este embaucador paisaje otra manada de caballos da pie a conocer mejor a estos equinos. Que duro debe ser vivir en estas condiciones, pienso. Y qué bello por otra parte debe mostrarse el entorno más adelante con el monte florido. Llegará el verano (y el otoño) y las laderas se teñirán del rosa de los brezos. Una explosión de color que prometo no perderme en mi próxima visita. Mientras, pongo rumbo a casa agradeciendo a Laura -un poco como la Dian Fossey del Xistral con sus caballos en la niebla-, y a Carlos todo lo aprendido y compartido.