Península Valdés, observación de fauna
Situación
Argentina
Accesos
Trelew es el aeropuerto de entrada a Península Valdés. Existen vuelos con Aerolíneas Argentinas desde la capital y las principales ciudades.
Desde Trelew se pueden realizar excursiones al norte y sur de la ciudad, a los principales lugares de interés en Península Valdés.
Highlights
Ballenas francas australes, elefantes marinos, pingüinos de Magallanes, orcas, toninas, lobos marinos.
Cuando
Todo el año es recomendable una visita a Península Valdés con fauna residente de gran interés (elefantes marinos, lobos marinos, toninas, aves, fauna terrestre), si bien existen especies migratorias presentes solo en determinadas épocas del año:
Ballenas Francas: junio a diciembre.
Orcas: febrero-abril y septiembre-octubre.
Pingüinos de Magallanes: septiembre-marzo.
Consejos
Para volar a Trelew, y especialmente si vais a realizar más vuelos internos en Argentina, es recomendable sacar el billete internacional con Aerolíneas Argentinas por los descuentos que ofrece luego en los vuelos domésticos.
Una empresa ecoturística local que os recomendamos es Coirón Viajes.
La península Valdés, en la Patagonia Argentina, es uno de los mejores lugares para la observación de fauna salvaje del planeta, especialmente la ligada al mar: orcas, aves de infinidad de especies, guanacos, lobos marinos, ballenas francas australes, pingüinos de Magallanes, elefantes marinos… en estos tres últimos queremos centrarnos por su importancia y singularidad. Preparaos para recorrer uno de los destinos faunísticos mundiales a través de estas tres especies.
Descubrir ahora que la península Valdés, en la Patagonia argentina, es uno de los mejores lugares del mundo para la observación de fauna no es nada nuevo, pero quizá si lo sean, al menos para muchos, las especies que allí se encuentran. La reina de esta reserva es sin duda la ballena franca austral, que establece en las aguas de los golfos de San José y Nuevo su principal zona de cría desde julio hasta diciembre. Las especies de aves se cuentan por cientos desde los diferentes cormoranes y limícolas, patos vapor, skúas, aunque quizá la península Valdés sea más conocida por sus mamíferos –además de la ballena franca- tanto terrestres como, sobre todo, marinos: orcas, toninas overas, elefantes marinos, lobos marinos…
Y con esta riqueza faunística podéis imaginar (y acertáis) que las experiencias de observación se multiplican. ¡Aquí va nuestra selección!
En la única colonia continental de elefantes marinos
Época: todo el año.
Constituyendo parte de la fauna residente de Península Valdés son los lobos marinos de un pelo (con un buen número de loberas situadas a lo largo de la costa) y los elefantes marinos. Sobre estos enormes pinnípedos versa la primera propuesta en esta península argentina.
Si, como comprobaréis más adelante, importante por lo que representa su población es la pingüinera de Punta Tombo, no menos significativa es la colonia de elefantes marinos de Península Valdés, la única elefantería continental de estos mamíferos marinos bien adaptados también a la vida terrestre. Se pueden ver en varios puntos de la costa, cuando la llegada para reproducirse multiplica su presencia en las playas. Cientos de harenes se reparten a lo largo de los 200 km. de litoral. Más de 20.000 elefantes marinos (y en crecimiento) en el considerado como único apostadero continental de este pariente de las focas: Faro Punta Delgada colonia con aproximadamente un centenar de elefantes marinos, Punta Cantor en Caleta Valdés, etc. son algunos de los mejores lugares para verlos.
Atrás quedaron aquellas décadas de la primera mitad del siglo XX cuando se cazaban indiscriminadamente. Ahora viven y se reproducen tranquilamente en este paraíso natural de 30.000 kilómetros cuadrados llamado Península Valdés.
Los elefantes marinos presentan dos especies diferenciadas por su ubicación geográfica, una al norte que se distribuye por la costa oeste de Norteamérica, y otra conocida como la del sur, en la parte meridional del continente americano y Oceanía. Esta última es la que presenta los machos de mayor tamaño, con hasta 6 metros de largo y cuatro toneladas de peso son los pinnípedos más grandes que jamás han existido. La población de Península Valdés es la más septentrional de la especie sur. A sus costas llegan los grandes machos en agosto y unos días después las hembras para criar.
¿Os imagináis ver a uno de estos grandes machos cara a cara sobre la arena y los cantos rodados de la playa? Ya sabéis donde dirigiros…
Observación de ballena franca austral
Época: desde mediados de Julio a mediados de Diciembre.
Para la gran mayoría de visitantes península Valdés es sinónimo de ballenas, y así es, la Ballena Franca Austral se ha ganado el puesto de honor en el podium faunístico sudamericano por méritos propios.
La población mundial actual de este cetáceo, que estuvo a punto de desaparecer víctima de los arpones, no supera los 7.000 individuos en su distribución exclusiva del Hemisferio Sur, de los que en la Reserva Natural de la Península Valdés están presentes 2.500 ejemplares.
Es una ballena extraordinariamente ágil pese a sus 15 metros de longitud y más de 50 toneladas. En Península Valdés su población crece a una tasa de casi el 8% anual gracias sin duda a que Argentina no dudó en declarar hace unos años a la Ballena Franca Austral como Monumento Natural Nacional.
Cada año las ballenas acuden puntuales a las aguas de la Península Valdés para establecer su zona de cría desde el mes de julio. Allí permanecerán junto a sus ballenatos recién nacidos hasta comenzar su movimiento migratorio hacia el sur. A mediados de diciembre las aguas del golfo Nuevo y del golfo de San José quedarán desiertas de ballenas hasta la temporada que viene. Durante estos meses el éxito de avistamiento está garantizado siempre que las condiciones meteorológicas permitan la salida –casi siempre- de las muchas embarcaciones que realizan esta excursión diaria.
Existen salidas cada hora por la mañana y por la tarde. La mayoría de las excursiones cuestan unos 20 euros y duran 1 hora y 30 minutos, que es el tiempo suficiente para zarpar desde la playa, llegar hasta alguna ballena –entre septiembre y noviembre la acumulación de ballenas es tal que se encuentran nada más salir-. De hecho es posible verlas desde tierra desde el propio Puerto Pirámides o mejor aún desde la playa El Doradillo, cerca de Puerto Madryn.
La jornada de avistamiento comienza con el equipamiento para subir a la embarcación que consiste en un chaleco salvavidas y generalmente también un chubasquero plástico. Los guías indican las normas de comportamiento en la embarcación en todo momento tanto para la seguridad como para facilitar la observación a todos los pasajeros.
Una vez se llega a una distancia de seguridad prudencial respecto a la ballena, se apagan los motores y el silencio sepulcral tan sólo es roto por las exclamaciones de admiración de los pasajeros al ver la silueta de la ballena que se acerca, curiosa, hasta el bote. Los comentarios se multiplican cuando se avista a la cría e incluso irrumpen en aplausos cuando la madre saca la cola o salta. Se trata de una especie muy extrovertida y juguetona y no escatimará en dejarse ver. Incluso las callosidades córneas de la cabeza que le sirven de fotomarcador a cada individuo a modo de huella digital. En estos momentos de máxima excitación es cuando hay que guardar la calma y por supuesto no meter la mano en el agua ni tocar a los animales. El silencio momentáneo será roto por la batería de clicks de las cámaras ante una nueva ballena. Y otra. Y otra más. De regreso al puerto las caras de satisfacción del pasaje lo dicen todo.
Entre pingüinos magallánicos
Época: entre finales de agosto y febrero.
Mención aparte merece una de las aves más abundantes que llega incluso a rivalizar con las ballenas francas: los pingüinos de Magallanes. Existen diferentes pingüineras en la zona pero una de las que se lleva la palma por espectacular, accesible y concurrida: es Punta Tombo. Lo de concurrida me refiero a pingüinos, claro está. Hasta un millón de pingüinos magallánicos llegan a concentrarse en Punta Tombo desde finales de agosto hasta febrero. Punta Tombo se encuentra al sur de la península Valdés, a un par de horas de Trelew.
Desde la entrada a la reserva, un sendero en el que los pingüinos tienen preferencia tal y como rezan las señales, permite llegar hasta las playas. Por el camino os llamará la atención a un lado y otro del camino la proliferación de madrigueras –nidos excavados en el suelo- de los pingüinos y su continuo ir y venir hacia el mar. Si vais a península Valdés entre finales de agosto y febrero, no dudéis en guardar una jornada completa para disfrutar Punta Tombo.
Según datos recientes de la Global Penguin Society, la colonia de pingüinos de Magallanes de la Reserva Natural Estancia San Lorenzo (en el Golfo de San Matías, Punta Norte de la Península Valdés), es actualmente la mayor colonia del mundo, superando en más de un 40% a la colonia de Punta Tombo. Casi nada.