Arte

Las salinas de la ría de Aveiro

27/06/2021 Autor: Jose Arcas
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Situación

Portugal

Entre las dos grandes urbes portuguesas: Oporto y Lisboa, se encuentra uno de los humedales más interesantes del país vecino; la ría de Aveiro. Este humedal es un sistema complejo de canales y esteros y aunque posee más de 160 salinas, sólo unas pocas siguen activas en la actualidad y es en ellas donde podemos observar y pintar la mayoría de las aves que visitan este increíble lugar.

La ría de Aveiro, de unos 45 kilómetros de longitud y 11 de anchura, es un sistema muy complejo de canales y esteros que resulta de gran atractivo para los ornitólogos y para los que queremos llenar nuestro cuaderno de campo con numerosos apuntes. Aunque se trata de un espacio relativamente grande (45.000 hectáreas) y no demasiado bien comunicado en su interior -puesto que hay numerosas islas a las que solo se puede acceder con una embarcación privada- nuestra primera visita puede ser un poco desconcertante.

En la ría de Aveiro tenemos una gran variedad de ambientes diferentes, desde las infinitas playas con cordón dunar bien conservado a una gran extensión de marismas y carrizales, pasando por ambientes más humanizados como son las salinas.

Las salinas de Aveiro, el lugar perfecto para pintar.

Las aves acuáticas tienen, como ocurre en otros humedales de características semejantes en otras regiones de la península Ibérica, una gran predilección por las zonas donde se sigue extrayendo la sal de forma tradicional. En el caso de la ría de Aveiro esto se concentra en un área relativamente pequeña ya que un porcentaje de muy bajo de balsas salineras están funcionando en la actualidad. Esta actividad de concentra en la zona llamada Complejo Aveirense, entre Ílhavo y Aveiro.

Aveiro es una ciudad turística y bien comunicada que además posee una gran oferta hotelera y de campings. También hay una buena oferta de aparcamientos para autocaravanas por si decides acerca en este tipo de vehículos.

Aveiro es una ciudad turística con todas las comodidades y servicios.

Lo mejor y más cómodo, desde mi punto de vista, es buscar alojamiento en Aveiro, en la zona más cercana a la costa, cerca de la IP5 y de la N-235 de modo que podremos olvidarnos del coche, dejarlo aparcado y desplazarnos a las salinas andando.

Desde Aveiro, las zonas más interesantes para pintar no están más lejos de un par de kilómetros, por lo que resulta muy cómodo llegar a los sitios.

Mi visita la realicé a finales de mayo, coincidiendo con el máximo esplendor de la época reproductora, quería pintar precisamente aves incubando, siempre respetando las distancias. En este punto debo decir que me llamó mucho la atención que se pueda caminar libremente por los muretes de las salinas, aun estando las aves incubando, así que seamos responsables y no nos dejemos llevar por las ganas de un acercamiento extremo e innecesario. Imprescindible telescopio.

Muchas especies de aves frecuentan las salinas, tanto en época reproductora como fuera de ésta.

La primera visita, para hacernos una composición mental del lugar por el que nos vamos a mover, qué especies vamos a ver y dónde podemos localizarlas nos lo explican perfectamente en el Centro Municipal de Informaçao Ambiental. Una vez hecha la visita de rigor a ese centro seguimos más adelante, hacia el club náutico-escuela de vela, donde encontraremos una pista (antiguamente de tierra y actualmente de asfalto), que recorre las salinas.

Centro de interpretación ambiental.

Esta pista, de un kilómetro escaso, nos ofrece excelentes oportunidades para observar con telescopio, cigüeñuelas, chorlitejos patinegros, charrancitos y algún bando bastante numeroso de correlimos comunes y tridáctilos. Conviene visitar esta pista lo más temprano posible con el fin de evitar a los numerosos transeúntes que visitan la zona y que por la excesiva proximidad a las salinas, hacen que las aves se muestren inquietas y más reacias a dejarse retratar.

Chorlitejo patinegro.
Charrancito.
Cigüeñuela.

Aquí hay algunas salinas que siguen activas y, por ejemplo, el Ecomuseu Marinha da Troncalhada, un museo al aire libre, organiza visitas guiadas a las explotaciones salineras tradicionales.

Unos de los mejores sitios, sin duda alguna, para pintar relativamente tranquilos es en las salinas que están justo en frente de la universidad. Se trata de un complejo salinero dividido en dos mitades.

Salinas de Aveiro.

La mitad que está hacia la izquierda viendo hacia el mar es la más interesante ya que en ella se mantiene la actividad salinera. En esta salina podemos disfrutar de la presencia de flamencos, cigüeñuelas, charrancitos, chorlitejos patinegros, martín pescador, gaviotas patiamarillas, alguna sombría, cormoranes grandes y un largo etcétera de anátidas, incluyendo algún que otro tarro blanco.

Al fondo de la salina hay un pequeño observatorio que puede salvarnos en caso de una lluvia repentina.

Este complejo salinero cercano a Aveiro no sólo resulta ser perfecto para pintar aves, también lo es para dibujar paisajes y un sinfín de rincones y edificaciones antiguas utilizadas por las pocas personas que trabajan la sal, los llamados “marnotos” que nos darán muchas satisfacciones tratando de retratarlos.

La ría de Aveiro es mucho más que las salinas, no olvidemos que al norte se encuentra la Reserva Natural das dunas de San Jacinto, de especial interés paisajístico, pero que ya sería tema de otro reportaje.

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