La Moraña, birdwatching en la llanura castellana
Situación
Ávila
Accesos
La A-6 es la autovía de referencia para acceder a La Moraña. A la altura de Sanchidrián se accede a El Oso y a la altura de Arévalo se hace lo propio hacia Madrigal de las Altas Torres.
Highlights
La colonia de cernícalos primilla del Convento de Extramuros en Madrigal de las Altas Torres, la presencia de aves esteparias y las Lagunas de El Oso, con buenas concentraciones de anátidas, grullas y ánsares comúnes.
Cuando
De otoño a primavera. En el verano hace mucho calor para las rutas y las Lagunas de El Oso sufren fuertemente el estiaje.
Consejos
En pocos lugares un paisaje tan aparentemente yermo como el de las llanuras del norte de Ávila, encierra tanta vida alada. Las llanuras cerealistas, lagunas esteparias y las riberas de pequeños cursos fluviales sorprenden en un terreno repleto de patrimonio monumental. Estamos en la comarca de La Moraña.
La Moraña ocupa una buena extensión del norte de la provincia de Ávila, lindante con Valladolid, Segovia y Salamanca. Vasta superficie poco poblada de la Meseta Norte, a unos 900 metros de altitud, dominada por un paisaje agrícola. Mudéjar, románico, imponente patrimonio histórico-artístico de pueblos tan célebres como Madrigal de las Altas Torres, Fontiveros o Arévalo. Y en el importante marco histórico de esta comarca abulense, dos son los ecosistemas que mejor representan la oportunidad de pasar un buen rato en compañía de las aves, dos ecosistemas vecinos bien diferentes: la llanura cerealista y las lagunas esteparias.
La primera propuesta se localiza en el entorno de la monumental población de Madrigal de las Altas Torres, donde nació en 1451 Isabel I de Castilla, la Reina Católica. La importancia de la villa fue especialmente notable a lo largo del siglo XV, cuando era uno de los ejes vertebrales del Reino de Castilla, con personajes ilustres como la propia Isabel la Católica o el teólogo y humanista Alonso de Madrigal “el Tostado”.
Proliferan los monumentos y lugares de referencia en la villa, pero para nuestros intereses ornitológicos la primera parada se encuentra al otro lado del recinto amurallado de la localidad, en el convento de Extramuros. ¿Por qué? porque las ruinas del convento son el hogar de una nutrida colonia de cernícalos primilla.
El convento es además el inicio de una ruta ornitológica hacia el sur que conduce por pistas de tierra entre campos de cultivo (cebolla, trigo, etc.) hasta Rasueros (11,3 km; 3h. 15 min a pie), dentro de la ZEPA y LIC Tierra de Campiñas, territorio propicio para observar aves esteparias como las gangas, ortegas, avutardas, sisones, aguiluchos, avefrías o milanos, así como un buen número de paseriformes. Al final del recorrido, en Rasueros, el río Trabancos aporta un plus de biodiversidad con sus aves de ribera.

Lagunas de El Oso
Al sureste de las llanuras cerealistas de Madrigal de las Altas Torres, equidistante de Ávila capital y Sanchidrián, se encuentra el pequeño pueblo de El Oso con sus lagunas. Las Lagunas de El Oso son el humedal más importante de La Moraña y está formado por lagunillas esteparias, navajos, charcas y navas. Junto a la carretera se encuentra el Área Recreativa Las Lagunillas y al norte, la laguna del Hoyo, la mancha de agua principal. Son lagunas de poca profundidad sobre suelos salinos que se alimentan por aportes freáticos de la pequeña cuenca endorreica en la que se encuentran y el arroyo del Chorrillo, y que lucen su mejor cara a finales del otoño, en el invierno y comienzos de la primavera. En verano sufren los rigores del estiaje.
Las lagunas cuentan con dos observatorios y un recién estrenado (mayo 2017) centro de interpretación dedicado a las Lagunas de La Moraña (en el pueblo), también con torre mirador. En este enclave natural existen más de 160 especies de aves, algunas de ellas muy sobresalientes. Destacan anátidas y limícolas, así como ánsar común pero el ecosistema acuático está complementado por las llanuras cerealistas de los alrededores, que son el hogar de milanos, cernícalos, aguiluchos, perdices, sisones, ortegas, etc. y un buen número de invernantes como las avefrías y especialmente una nutrida concentración de grullas. El Oso está también en el área de distribución del águila imperial gracias a los pinares cercanos y cuenta con la presencia de halcón peregrino. Toda una joya, vamos.
¿Qué aves ver y en qué meses?
En otoño e invierno destacan sobre todo las concentraciones de grullas y ánsares comunes, así como la cantidad de anátidas (ánade silbón, ánade real, pato cuchara, cerceta común, etc.). En primavera la vida alada es menos efervescente pero muy interesante. En verano son un foco de atracción para las aves esteparias como las ortegas.
Con algo más de detalle, para algunas de las especies más significativas de El Oso podemos apuntar que la mejor época para verlas es:
Grullas: noviembre y diciembre, aunque pueden están presentes entre octubre y marzo.
Ánsar común: noviembre a marzo (aunque pueden están presentes desde octubre).
Ánade real: agosto a febrero.
Aguja colinegra: febrero a junio, aunque pueden están presentes el resto del año (menos agosto).
Combatiente: febrero a abril y octubre-noviembre, aunque pueden están presentes el resto del año excepto en julio y agosto.
Avefría: agosto a marzo, aunque pueden llegar a verse a lo largo de todo el año.
Ánade Rabudo: noviembre a marzo, aunque pueden están presentes desde octubre a abril.
Ánade Silbón: noviembre a marzo, aunque pueden están presentes desde octubre a abril.
Ánade Friso: noviembre a marzo, aunque pueden están presentes desde octubre a abril.
Pato Cuchara: diciembre a abril, aunque pueden están presentes desde octubre a mayo.
Cigüeñeula: marzo, aunque pueden verse hasta julio.
Focha común: enero-febrero y julio a setiembre.
Cerceta Carretona: marzo a mayo, aunque pueden están presentes desde febrero.
Cerceta Común: octubre a marzo, aunque pueden están presentes en septiembre y en abril.
Avoceta: marzo a junio y noviembre-diciembre, aunque pueden están presentes el resto del año excepto julio y agosto.
Chorlitejo Chico: marzo y septiembre-octubre, aunque pueden verse en verano.
Aguilucho lagunero: agosto a febrero, aunque pueden están presentes todo el año.

Una gratificante ruta ornitológica señalizada describe un recorrido circular de 9,1 km. (2 h. 30 min.) con inicio y final en el pueblo que atraviesa los diferentes ecosistemas permitiendo observar tanto la fauna como la flora, que también es muy relevante por ser vegetación halófila, con especies como la amenazada Cerastium dubium. La ruta no presenta dificultad pero cuando la hagas, combina el sencillo caminar con los ratos pausados de observación. La recompensa vale la pena: ánade real, pato cuchara, ánade friso, ánade rabudo, ánade silbón, cerceta carretona, cerceta común, aguja colinegra, cigüeñuela, aguilucho lagunero, ánsar común, cigüeña blanca, combatiente, chorlitejo chico, avoceta, focha común, avefría, grulla, sisón, ortega, águila imperial, etc.
Y ya que estás en El Oso, no marches sin ver el verraco situado frente a la iglesia y no te olvides dar una vuelta por el pueblo para ver sus museos escultóricos al aire libre.