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Valle del Jerte, primavera entre cerezos en flor y cascadas

25/01/2022 Autor: Alfonso Polvorinos
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Pocos lugares encierran la cantidad de atractivos naturales como los que el valle del Jerte posee. El fácil acceso hasta ellos y su espectacularidad convierten a este rincón de la provincia de Cáceres en el desino idóneo para pasar una primavera entre cerezos en flor y cascadas.

Una diferencia de cotas de dos mil metros entre los 2.401 m del Torreón del Calvitero -techo de Extremadura- y los 350 m de altitud en la cola del embalse de Plasencia, son sinónimo de biodiversidad. Este privilegiado valle de 50 kilómetros de largo desde su extremo oriental en el puerto de Tornavacas y su acceso por el oeste en el citado embalse -70 km hasta su la desembocadura del río Alagón-, está tocado por la varita mágica de la naturaleza.

Parte alta del valle a finales de marzo.

Histórico paso natural entre Extremadura y las tierras del Duero, este valle enclavado en las estribaciones occidentales de la sierra de Gredos y recorrido por el río que le da nombre, alberga todos los atractivos y recursos naturales para estar considerado como uno de los más bellos destinos turísticos de España. La primavera es su estación por excelencia.

Señal en Tornavacas.
La alta montaña está presente en el valle con picos por encima de los dos mil metros.
Durante buena parte del año el agua corre por doquier en las gargantas del valle del Jerte.

Durante la segunda quincena de marzo y los primeros días de abril el valle gira en torno al cerezo (floración). Desde abril a julio alrededor de la cereza (recolección). Y es que es en esa franja variable de finales de marzo cuando el blanco lo inunda todo, extendiendo con la floración de los cerezos una nívea capa por las laderas del valle. La floración no tiene una fecha exacta, aunque suele durar unos diez días entre el 20 de marzo y el 10 de abril. La oscilación viene marcada por las condiciones meteorológicas de cada anualidad al llegar estas fechas. Si tuviera que apostar, viendo el devenir de los últimos años, lo haría por la segunda quincena de marzo, casi coincidiendo con el estreno de la primavera.

Un millón y medio de cerezos copan el protagonismo floral del Jerte. Imagen en las inmediaciones del puerto de Tornavacas.

Las dimensiones de la mancha blanca están en consonancia con el tamaño de la brocha, que en este caso está formada nada más y nada menos que por un millón y medio de cerezos. El lienzo se realiza por fases, comenzando a florecer primero los árboles de las zonas bajas del valle y culminando el espectáculo floral los enclavados en la parte alta del Jerte.

Durante la floración el valle del Jerte bulle en actividades y abre sus puertas de par en par… literalmente; pues las casas que conservan su arquitectura tradicional y las bodegas, lagares, fraguas, y demás elementos etnográficos hacen lo propio para mostrar la vida de antaño durante el Fiesta del Cerezo en Flor, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Mayo y junio son los meses centrales de la recolección de las distintas variedades de cerezas y picotas del valle. Como ocurre con la floración, primero -desde finales de abril a finales de mayo o comienzos de junio- en las cotas más bajas del valle, y hasta finales de julio en las zonas altas. El proceso de recolección es lo que se conoce como Cerecera, y cuenta también con un tremendo atractivo turístico. Se organiza un programa de actividades, en este caso más centradas con la gastronomía y el mercado.

Monumento a los cereceros en Navaconcejo.
Panorámica en la carretera de acceso a Piornal.

Las mejores Cascadas del valle del Jerte

Y la primavera es la estación idónea para otro de los atractivos naturales del Jerte: el agua, que corre generosa y con fuerza por el deshielo despeñándose por laderas y barrancos graníticos dando lugar a una de las mayores concentraciones de cascadas de nuestro país. Y algunas, muchas, son realmente bellas y accesibles.

Cascada de Marta.

Aunque no es la más alta, la joya de la corona son los saltos de agua de Los Pilones, en la Reserva Natural Garganta de los Infiernos. Se trata de una serie de pozas (marmitas de gigante) enlazadas por pequeños saltos de agua, a modo de cuentas de rosario, en el curso del arroyo que pocos metros más adelante vierte su caudal al río Jerte.

En la reserva natural encontramos también una magnífica representación de la mejor naturaleza del valle desde el punto de vista botánico y faunístico. En el Jerte destaca una catena altitudinal formada por bosques caducifolios dominados por el roble melojo y en el que encontramos también majuelos, madroños, escobas y ruscos; bosques de ribera en el que crecen alisos, sauces, fresnos; ejemplares de tejo, acebo y abedul y finalmente en las partes más elevadas del valle, los pastizales alpinos con cervunos y gencianas -entre otras interesantes especies-, y por encima de éstos los piornales serranos, donde, además del piorno, encontramos cambriones, enebros rastreros y codesos alpinos. En el apartado botánico destacan también las orquídeas. Acudir al valle a ver la Otoñada de los melojares y bosques de ribera permiten estirar la temporada.

azor

Desde el punto de vista de la fauna las aves forman el grupo de vertebrados más relevante y fácil de observar (águila real, culebrera europea, azor, gavilán, halcón abejero, halcón peregrino, buitre leonado, búho real, mirlo acuático, oropéndola, arrendajo, cigüeña negra, etc.). Cuenta con especies relevantes de mamíferos como el escaso y esquivo desmán ibérico, la gineta, el gato montés o la cabra montés; esta última mucho más agradecida para los ojos del observador.

cabra montés

Con tanta agua, peces y anfibios tienen también un papel relevante. Entre los reptiles destaca la presencia del bello lagarto verdinegro y la escasa víbora hocicuda. Por último, el apartado de los invertebrados es también para tener muy en cuenta especialmente si te gustan las mariposas o coleópteros como el espectacular ciervo volador.

La Garganta de los Infiernos cuenta con diferentes centros de interpretación de muy recomendable visita dedicados precisamente a la flora, la fauna y el agua.

Cascada del Caozo.

Volviendo al apartado de las cascadas en el valle del Jerte, además de Los Pilones, destacan otros cinco saltos de agua: cascada Manto de la Virgen (que se observa desde el mirador ubicado de camino a Los Pilones), la cascada de la Desesperá, la cascada de Marta, la cascada del Calderón, el conjunto de cascadas ubicadas en la garganta de las Nogaleas, y finalmente la más fotografiada de todas -junto con Los Pilones-, la cascada del Caozo. La del Calderón, la de la Desesperá, la cascada Marta y la del Caozo cuentan con un acceso sencillo. Algunas -como las dos últimas citadas- cuentan con pasarelas metálicas que permiten observarlas en voladizo y multiplicar así las sensaciones. Y si de sensaciones se trata disfruta como aperitivo de ambos vertiginosos saltos de agua en estas dos imágenes 360º VR:

Cascada del Caozo en 360ºVR

Cascada de Marta en 360ºVR, no apta para personas con vértigo…

Aunque las dimensiones del valle ayudan a su visita en un corto espacio de tiempo, no te confíes, una vez allí te apetecerá recorrerlo con la calma que merece y no perderte ninguno de sus atractivos naturales. Pero si quieres ver las principales cascadas en un día, comienza por Los Pilones, acércate hasta la del Caozo (en la garganta Bonal) y concluye en la ubicada en la garganta de Marta. En ese orden, la posición del sol ayudará a que te lleves las mejores imágenes a casa. Si lo que buscas es el selfie, descubrirás que la cosa no queda ahí, te dará par un reportaje…

Pasarela sobre el abismo de la Cascada de Marta.
Cascada del Caozo.

Un poco de ecotouring

La carretera principal y las carreteras laterales que recorren el valle son la mejor forma de diseñar una ruta de ecotouring local de gran interés paisajístico. De hecho, desde Turismo del Jerte han diseñado un par de recorridos por carretera para disfrutar del espectáculo de la floración de los cerezos. El más largo es circular y se extiende durante 50 kilómetros. Una buena red de miradores -con casi una veintena- y las cascadas dispersas aquí y allá, terminan de completar un recorrido natural de primer orden.

Existen un par de rutas por carretera para disfrutar del paisaje de los cerezos en flor.

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