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Grullas en la Laguna de Gallocanta

16/12/2019 Autor: Alfonso Polvorinos
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Situación

Zaragoza

Accesos

La Laguna de Gallocanta pertenece en su mayor parte a la povincia de Zaragoza y tiene su parte suroriental en la provincia de Teruel.

 

Highlights

La mayor concentración de Grullas comunes (Grus grus) de España en un mismo enclave.

Cuando

La llegada de las grullas a la península Ibérica se produce entre octubre y noviembre y permanecen aquí hasta febrero o primeros de marzo (puede variar ligeramente). El principal punto de concentración es la Laguna de Gallocanta, especialmente como lugar  de descanso en su ruta migratoria en el otoño y  de reagrupamiento en febrero antes de volver a cruzar los Pirineos. Noviembre y Febrero son los mejores meses, pero en la Laguna hay grullas durante todo el periodo migratorio.

Consejos

Realizar una observación responsable de las grullas, manteniendo distancia suficiente y desde lugares apropiados. ¡ No todo vale con tal de hacer una foto !

Para disfrutar de la experiencia con más intensidad existe una red de Hides fotográficos en la Reserva Natural Dirigida de la Laguna de Gallocanta, gestionados por el Gobierno de Aragón y que puedes consultar en este enlace. Hides de Gallocanta.

Por otra parte hay que extremas las precauciones en el acceso a los observatorios dispuestos al borde de la laguna pues en época de lluvias son intransitables en vehículo. Si no te quieres quedar atascado en el barro, te recomendamos no intentarlo. Siempre mejor caminando.

Os recomendamos alojaros o ir a comer al Albergue Allucant, un establecimiento histórico de Gallocanta con el mejor ambiente grullero.

Escapada familiar para disfrutar de uno de los espectáculos de la naturaleza ibérica más impresionantes: la migración de las grullas. Estas enormes aves encuentran en la Reserva Natural Dirigida de la Laguna de Gallocanta un lugar indispensable en su ruta migratoria, que ofrece la oportunidad de observar con facilidad las concentraciones de miles de individuos.

Aún es noche cerrada cuando el fuerte trompeteo indica que el número de grullas apostadas en la laguna es importante. De momento no es posible verlas, ni siquiera intuir sus esbeltas siluetas, que deben formar una buena mancha de plumas sobre las someras aguas salinas de Gallocanta. El característico sonido emitido por las grullas hace un rato que ha cambiado la expresión de la cara de los niños, que denotan sorpresa y felicidad sin conocer muy bien aun lo que la naturaleza les deparará en breves instantes, con las primeras luces del día. Es su primer contacto con las grullas. A falta de poder verlas, de momento les explico que ese ruido tan peculiar se debe a que tienen la tráquea curvada y alojada en la cavidad torácica, que hace las veces de caja de resonancia.

Amanece en Gallocanta. Ermita Nuestra Señora del Buen Acuerdo.
Grullas con las primeras luces del día.

Las primeras luces del alba, cuando ya el ojo deja atisbar las primeras siluetas, confirman lo que intuíamos, son miles  las grullas que se encuentran estos días en Gallocanta. Sin tiempo a digerir la fenomenal noticia, comienzan a levantar el vuelo y abandonar la compañía del agua. Es este momento, y la entrada vespertina al dormidero, el espectáculo natural que nos ha traído hasta aquí este primer día de diciembre. El cielo comienza a llenarse de estas gigantes aladas (hasta 1, 20 metros de altura y 2 metros y 20 centímetros de envergadura), pasando casi en vuelo rasante sobre las cabezas de unos niños que a estas alturas del día –cuando todavía no ha salido el sol- ya comprenden perfectamente por qué hemos venido. Su cara lo dice todo.

Bando de grullas llegando a la laguna. Al fondo, Bello.
La laguna al amanecer.

Batiendo récords

Muchas se quedarán en la zona alimentándose en los campos cerealistas del entorno de la laguna y otras, la mayoría, seguirán viaje postnupcial hacia sus queridas dehesas repletas de bellotas, fundamentalmente en Extremadura y Castilla-La Mancha pero también en Andalucía, Navarra, Castilla y León y Portugal, allá donde haya grano o bellotas en gran cantidad. El año pasado (2018) se batió el registro histórico de grullas en la Península Ibérica, con 241.530 grullas según datos del VI Censo Ibérico de Grulla Común. El dato es sorprendente es más sorprendente aun si lo comparamos con las 151.000 de 2007, las 55.000 de 1988, o las 14.700 de 1980. Cierto es que la migración de grullas está directamente relacionada con la disponibilidad de alimento en sus zonas de cría, con la cantidad de agua de la laguna en el caso de Gallocanta, etc. pero también es cierto que España alberga el 65% de las aves invernantes de la población europea de grullas.

Observatorio junto al Centro de Interpretación de Gallocanta.

Las grullas comunes (Grus grus) llegan desde el norte y centro de Europa por su ruta migratoria occidental hasta la Península Ibérica entre octubre y finales de noviembre. Realizan su primera parada en la laguna de Gallocanta y siguen camino hacia el oeste y sur de nuestro país. Algunas se quedan aquí. Muchas de las que vemos hoy –esas que se han quedado- y otras que llegarán en los días inmediatos formarán la población invernante de Gallocanta, que se mueve normalmente de media en los 10.000 individuos y que ya no se desplazará más hasta el viaje de vuelta un par de meses después. La migración prenupcial (conocida comúnmente como migración primaveral) hará que las grullas repartidas por las dehesas recalen de nuevo en Gallocanta en febrero –y hasta primeros o mediados de marzo dependiendo del año- y reemprendan su regreso al norte para reproducirse. Otro de los momentos mágicos en Gallocanta que, sea como fuere, alberga durante la presencia de grullas en España, la mayor concentración de estas enormes aves gruiformes en una localidad. Extremadura es la comunidad autónoma con más grullas (51% en 2018; 123.295). Estas concentraciones prenupciales en Gallocanta son las más espectaculares. El 24 de febrero de 2011 se contabilizaron en un solo día 114.800 grullas en la laguna.

Grullas en la laguna de Gallocanta.
Una experiencia inolvidable para niños y mayores.

Hora de desayunar…

De regreso a la laguna… seguimos ensimismados mirando al cielo, viendo cómo los pelotones de grullas comienzan a perfilarse dibujando sus características formaciones en uve, y con algo más de luz, la cámara permite tomar buena nota de cuanto está ocurriendo (video). Cuando el sol ya ha salido no quedan grullas en la laguna. Es hora de ir a tomar el merecido desayuno familiar –nosotros y ellas- para ir después a buscarlas por los campos de la reserva y disfrutar contemplándolas mientras se alimentan de grano. Es importante hacerlo a distancia prudencial y desde lugares correctos, no detenerse con el vehículo en la carretera. Estacionado el coche en lugar apropiado, nos acercamos ligeramente –siempre sin molestar a los animales- hasta un buen lugar para poner el telescopio y disfrutar de su presencia. No hay que olvidar que se trata de un ave poco tolerante con la presencia humana así que ahorraros el intentar aproximaros en exceso, huirán sin dudarlo y lo único que se consigue en molestarlas. Bien apostados, la óptica del telescopio y el potente zoom de la cámara nos acercan la visión y hacen el resto.

Vemos cómo unas se alimentan mientras otras alargan el cuello y vigilan. Esta actitud es un ritual que repiten una y otra vez. Siempre alertas. En grandes bandos o en unidades familiares –pareja adulta y joven-. A mediodía suelen visitar zonas de agua dulce para beber y seguir descansando y nosotros el resto de la jornada aprovechamos para visitar alguno de los dos Centros de Interpretación (hay uno en Gallocanta y otro al sur entre Bello y Tornos). O mejor los dos y así circunvalamos todo el perímetro de la laguna para conocer el entorno.

En los alrededores de Gallocanta
Grullas alimentándose.
Pareja de Grullas comunes.
Siempre vigilantes mientras el resto se alimentan…

Y es al final del día cuando tiene lugar el otro momento mágico de la jornada, la entrada en el dormidero. Con la puesta de sol las grullas regresan a la laguna, entrando por la parte noroccidental de esta gran mancha de agua que dicho sea de paso, con unas dimensiones de 7,5 km. de longitud y 2,5 km. de anchura, es la mayor laguna de agua salada endorreica de Europa. Estos honores son compartidos con la Laguna de Fuente de Piedra (Málaga) y dependen de la cantidad de agua, que en los mejores años alcanza una lámina de agua de 1.400 hectáreas y 2 metros de profundidad.

Laguna de Gallocanta desde el observatorio de La Ermita.
Disfrutando del espectáculo.

Para ver la entrada al dormidero lo más recomendable es situarse en los miradores occidentales: Los Aguanares, La Ermita, Los Ojos o La Reguera; y esperar a que la naturaleza se pronuncie en forma de miles de puntitos sonoros. Hay que recordar que en la reserva de la Laguna de Gallocanta están censadas 220 especies diferentes de aves, así que tenemos motivos más que de sobra para amenizar la espera.

Observatorio de Los Aguanares.
Durante el día puede verse a las grullas en los cultivos cercanos.

Hay que ser pacientes hasta que el sol desaparece en el horizonte y, cuando parece que ya no va a ocurrir nada, los puntitos sonoros harán acto de presencia. Poco a poco esos puntos negros, que emiten un sonido que ya nos es familiar y que ayuda notablemente a localizarlos en lontananza, irán definiendo su silueta para entrar a baja altura hacia la seguridad de la laguna. Parece increíble cómo, sin apenas luz, siguen llegando por cientos hasta que la noche cierra el telón de este espectáculo de la naturaleza ibérica. Emocionante e Inolvidable a partes iguales.

La comarca de Daroca es generosa en alimento para las grullas.
Pareja de grullas
Observatorio de La Ermita.
Grullas desde el Observatorio de Los Aguanares.
Observatorio de La Ermita.

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