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Parque natural de Sa Dragonera

09/05/2022 Autor: Alfonso Polvorinos
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  • Flora
  • Observar aves

Situación

Mallorca

En el extremo suroeste de Mallorca emerge del mar el perfil dragontino de una isla repleta de biodiversidad. Al desembarcar, los dragones se materializan en miles de endémicas lagartijas baleares que hacen las delicias de los más pequeños. Pero no es lo único que aguarda en este parque natural idóneo para visitar en familia…

 

Son poco más de 10 minutos de travesía, pero cruzar el brazo de mar de apenas 800 metros (15 metros de profundidad máxima) que separa la isla de Sa Dragonera del puerto de Sant Elm (San Telmo), en la isla principal de Mallorca, hace las delicias de los más pequeños. Para ellos supone toda una travesía en barco con sensaciones piratas a flor de piel; bárbaros que antaño surcaban estas aguas. Basta con levantar la vista y observar la torre de Cala en Basset, construida en el siglo XVI para defender la costa de las incursiones piratas. Esta atalaya es solo una de las muchas que recortan su silueta en el litoral de Mallorca.

Sa Dragonera emerge con su perfil de dragón frente al extremo suroccidental de la Serra de Tramuntana.
El amarillo de las albaidas pone una de las notas de color primaveral en la isla.

En el pequeño muelle de Sant Elm aguarda puntual la embarcación de la empresa Cruceros Margarita que realiza el traslado a Sa Dragonera. Es importante consultar horarios y realizar la reserva con antelación. Y es bueno saber que 1 euro del importe del billete (15 euros adultos y 14 niños) se destina al parque natural.

Ferry de Santa Maragarita, con Sa Dragonera al fondo.

El parque natural de Sa Dragonera fue declarado en 1995 y está constituido por la isla principal y dos islotes que ocupan en total 274 hectáreas. Forma parte de la Red Natura 2000, la mayor red de espacios naturales protegidos del mundo, por su doble condición como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

Lagartija balear de Sa Dragonera, uno de los muchos endemismos del parque.

Camino al faro de Tramuntana

Existen varias rutas senderistas para hacer en la isla. La más sencilla (aproximadamente 1 hora ida y vuelta por el mismo camino e idónea en familia) es la que lleva hasta el Faro de Tramuntana. El paseo tiene un ligero ascenso al principio (suave) y luego llanea hasta el faro ofreciendo unas panorámicas magníficas sobre la Serra de Tramuntana y la propia costa de Sa Dragonera. Es una opción idónea si no se quiere caminar mucho o no se dispone de mucho tiempo y queremos llevarnos a los ojos una buena representación de los paisajes y atractivos naturales de la isla.

El faro de Tramuntana se levanta 65 metros sobre el Mediterráneo en el extremo nororiental de la isla.

El interés naturalístico es notable y a lo largo de esta ruta podemos dar buena cuenta de ello, pasando de los paisajes humanizados (cultivos) a la garriga de acebuche y el pinar. Si es que podemos hablar de entorno humanizado en una isla deshabitada y en la que no existe alojamiento ni servicios. De esto último se salvó gracias al movimiento conservacionista desplegado en los años 70 sobre el proyecto de edificar más de un millar de chalets. Afortunadamente hoy en Sa Dragonera solo cabe naturaleza.

Zona de cultivos en Es Lledó.
Puerto de Es Lledó, en Sa Dragonera.

En el diminuto puerto de Es Lledó nos recibe un pequeño museo, la oficina del personal del parque natural y un buen número de lagartijas. Si, son las lagartijas baleares las que nos han traído en esta ocasión hasta aquí. La lagartija balear de Sa Dragonera (Podarcis lilfordi giglioli) pertenece a una subespecie que no existe en ningún otro lugar del mundo. Solo por eso ya vale la pena. Es la magia de las islas como los laboratorios naturales con el paso de generaciones de lagartijas. Hace tiempo que estos reptiles están extinguidos en la isla principal de Mallorca y solo sobreviven -como localismos endémicos- en algunas islas e islotes periféricos.

Aunque presente en toda las isla, las lagartijas son especialmente abundantes en el puerto y en el faro.

Pero no solo los pequeños reptiles son extraordinarios en Sa Dragonera, la biodiversidad es considerable en un terreno eminentemente pequeño: 361 especies de plantas (18 de ellas endemismos baleares), son su carta de presentación botánica.

Indicaciones del guarda del parque a la llegada.

El camino al far de Tramuntana es de transitar apacible y entretenido, entre el vuelo de pequeños pájaros como el papamoscas gris (considerado recientemente subespecie endémica) o la también endémica y escurridiza curruca balear. Incluso la isla cuenta con un caracol que solo vive aquí (“caragol de sep”). Durante el paseo el olor del pinar se adereza con los aromas mediterráneos de romeros, estepas y tomillos. Lentiscos, brezos, albaidas o siemprevivas, son otros arbustos que nos acompañarán durante el caminar. Al salir a zona más despejada, llamará nuestra atención el vuelo de las gaviotas, cada vez más numerosas en el recorrido. Entre ellas, podemos distinguir el pico rojo y esbelta silueta de la gaviota de Audouin, que va recuperando su presencia en Dragonera (y en Baleares, donde existen unas 800 parejas). Sa Dragonera cuenta con 6 especies de murciélagos. El más abundante es el murciélago de cola larga que, en cambio, escasea en las zonas con mayor densidad de gaviotas.

De camino al faro. Al fondo la Serra de Tramuntana.
La subespecie balear de Papamoscas gris es algo más pequeña que la subespecie nominal.
Gaviota patiamarilla.

Regresando a los láridos, conviene fijarse en el vuelo costero de las gaviotas patiamarillas -más corpulentas y agresivas que las de Audouin-, pues Dragonera es territorio del águila pescadora y -como atestiguan las imágenes que ilustran el reportaje-, siempre están atentas a la presencia de la rapaz para expulsarla y -si lleva un pez entre sus garras- intentar arrebatárselo.

Pareja de gaviotas acosando a un águila pescadora con su presa.

Casi sin darnos cuenta se llega al far de Tramuntana. Su interior cuenta con una exposición sobre “Los caminos del mar” (pedir las llaves previamente en el puerto) y su exterior con panorámicas envidiables sobre la cara norte de las emblemáticas montañas mallorquinas. Los acantilados del faro son el lugar predilecto para la escasa pardela balear, otra joya alada, el ave marina más amenazada de Europa.

Museo-exposición en el puerto de Sa Dragonera.

Otras rutas

La ruta de na Miranda, la del far des Llebeig y el itinerario del far Vell son el resto de rutas del parque. La subida hasta el far Vell no es recomendable con niños por el desnivel y por el peligro en los acantilados del faro de Na Pòpia o far Vell, con una caída al vacío de 352 metros. Estos acantilados hacen las delicias de los halcones de Eleonor, especialmente a primeros de mayo, cuando acaban de llegar de su largo viaje migratorio desde Madagascar y se “acumulan” antes de establecerse en sus puntos de cría en la Serra de Tramuntana. Sa Dragonera alberga la mayor población de halcón de Eleonor de las Baleares. Otra medalla más, en un destino de naturaleza que acumula galardones y que no debes perder la oportunidad de visitar en tu viaje a Mallorca.

Al fondo Na Pòpia, el punto más elevado de Sa Dragonera.
Sa Dragonera cuenta con la mayor población balear de Halcón de Eleonor.

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