Cueva de Pozalagua, la geología más excéntrica del mundo está en Armañón
En las entrañas de Euskadi hay un lugar de enorme valor. Si, también es sobresaliente la riqueza natural en el subsuelo. A la belleza de cualquier cueva con sus estalactitas y estalagmitas se unen las estalactitas excéntricas, cuya concentración en Pozalagua la eleva al primer puesto mundial en este tipo de formaciones. Por densidad y por tamaño. ¿qué son las estalactitas excéntricas? Te lo contamos en el este reportaje.
A lo largo y ancho del globo terráqueo encontramos cuevas de enormes dimensiones, de majestuosidad sin parangón. Con galerías, salas, sifones, lagos, gours, que han dado fama internacional a enclaves geológicos únicos, pero ninguna de las cuevas repartidas por el subsuelo terrestre alberga la cantidad y tamaño de las singulares estalactitas excéntricas de Pozalagua, en el parque natural Armañón.
Armañón cuenta con más de 200 cuevas y simas de notable valor, pero Pozalagua es diferente. Con una iluminación discreta, algo que personalmente agradezco frente a otras cuevas turísticas repletas de coloridas bombillas que más parecen un animado lugar de ocio nocturno que un enclave geológico, el visitante penetra en las entrañas del pequeño parque natural de Armañón (Bizkaia) -en el límite con Cantabria-, para deleitarse con la contemplación de una rareza geológica a nivel mundial, las excéntricas de Pozalagua.
Un descubrimiento accidental
Pozalagua se encuentra en una cantera de dolomía. El 28 de diciembre de 1957, una explosión de voladuras con dinamita dejó al descubierto de forma accidental una oquedad en la pared de la mina que es hoy la puerta de entrada a la cueva. Algo así como la rendija que permitió a Howard Carter vislumbrar con la ayuda de una vela, las maravillas que ocultaba la recién descubierta tumba de Tutankamón. Aquí no hay sarcófagos ni piezas de oro, pero si unas formaciones de relevancia internacional. El accidental descubrimiento hizo que la extracción minera continuara a partir de ese momento solo en el lado contrario de la cantera, hasta que entre 1975 y 1976, el ayuntamiento de Karrantza cerró definitivamente la explotación para salvaguardar esta cueva situada en Las Encartaciones. En 1991 se abrió turísticamente esta joyita que es Pozalagua.
La visita turística
La cueva cuenta con un serpenteante recorrido perfectamente acondicionado con pasarelas de madera que permite ir avanzando por las diferentes salas de la cueva. La más espectacular es la llamada “Versalles” por la magnificencia artística que encuentra un símil equiparable a los cánones de belleza de los jardines del palacio francés; es donde mayor acumulación de excéntricas existe. La más generosa en perspectivas se llama “el Mirador” (huelga decir por qué). Hay otra zona donde debería existir una laguna, pero la pena es que la naturaleza caliza del suelo hace que el agua no permanezca formando una lámina sino que se cuele por las pequeñas fisuras del sustrato. Otros rincones reseñables son la zona de gours, poco antes del mirador, y las columnas llamadas “el órgano” y “la palmera o sauce llorón”.
La Pozalagua visitable cuenta con unas dimensiones muy manejables. Estalactitas y estalagmitas proliferan por doquier. Las primeras creciendo hacia abajo y las segundas hacia arriba. Ambas muy lentamente, a un ritmo de apenas 1 cm cada 1.000 años. Acompañando a estas formaciones kársticas -típicas de muchas cuevas-, encontramos unas estalactitas que se desarrollan en cualquier dirección y con las formas más inusuales semejando raíces o corales. Son las estalactitas excéntricas. Y en eso Pozalagua es única en el mundo. Por número de excéntricas y por las dimensiones (longitud y anchura) que llegan a alcanzar algunas de estas formaciones.
Existen diferentes horarios de entrada a la cueva (la visita dura 45 minutos) pero si tienes ocasión hazlo en el de las 11 h. porque será diferente. Si de vivir una experiencia ecoturística se trata, la entrada en ese horario está destinada a multiplicar las sensaciones. Y no puede ser más acertada. ¿Por qué? Porque los primeros pasos por la cueva se realizan completamente a oscuras, lo que magnifica el contacto visual con esta maravilla al abrir los ojos cuando el guía lo indica.
Y fuera de la cueva aguardan más sorpresas en este pequeño parque de 2.985 ha. La primera muy cerca, a unos 300 metros del aparcamiento de la cueva. Junto al centro de visitantes e interpretación (Parketchea, de recomendable visita) existe un balcón de excelentes recompensas visuales.
En la cornisa de la pared rocosa que acoge a la cueva descansan los buitres leonados, mientras que la pared de la cantera se ha acondicionado como anfiteatro por su excelente acústica. Y la carretera de acceso a la cueva es ya en si misma un buen carril panorámico para observar los encinares que crecen sobre la mole caliza de Armañón, un parque natural de muy reducidas dimensiones pero, como hemos visto, poseedor de un recurso geológico único en la naturaleza mundial.