Experiencias

Ecoturismo Accesible. Urkiola

20/12/2021 Autor: Manuel Sobrino
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  • Turismo accesible

En un paisaje abrupto como éste, buena parte de las zonas visitables se reducen al puerto de Urkiola y su entorno, a ciertas áreas recreativas con buenos accesos y a pistas forestales más o menos practicables por las que podemos aventurarnos y poner a prueba nuestras posibilidades. Merece la pena intentarlo… La magia de Amalurra se esconde en cada rincón del bosque, en cada árbol, en todos y cada uno de los elementos que componen este hermoso engranaje.

Panorámica desde el mirador de las Tres Cruces

“La silueta del Anboto se recortaba sobre el claro cielo de primavera. Como siempre que la dama se hallaba en él, hilos de nubes entrelazados cubrían su cumbre ocultándola de la vista de los mortales, rodeándola de misterio. Desde el comienzo de los tiempos, los habitantes del valle habían dirigido cada día sus miradas hacia la cúspide, suspirando aliviados cuando comprobaban que estaba cubierta porque sabían entonces que la diosa estaba en su casa y podían contar con su protección y descorazonados por la incertidumbre de su regreso cuando aparecía limpia porque ello significaba que Mari había acudido a alguna de sus otras moradas en Zaldiaran, Aketegi, Murumendi, Akelarre, Lezea o Azalegi”.

 

Este hermoso relato, recogido en el libro “La Herbolera”, de Toti Martínez de Leaza, nos habla de Mari, la Diosa Madre de la mitología Vasca. La divinidad más importante en la cultura popular de Euskal Herria. Su rostro esculpido en la roca caliza del monte Alluitz, su larga cabellera peinada por los vientos y los caprichos de la naturaleza, conforman el perfil más conocido del Parque Natural de Urkiola, un paisaje jalonado de montes y valles situado en el extremo suroriental de la provincia de Bizkaia. Parte de sus 5.768 ha. de superficie acarician también el norte de Álava.

Panorámica desde el centro de interpretación, con el monte Alluitz a la izquierda y el Santuario de Urkiola a la derecha.

Con impresionantes picos que superan ampliamente los 1.000 metros de altitud y que caen a plomo sobre las fértiles tierras del Duranguesado, la abrupta orografía de Urkiola no resulta nada fácil para una persona con movilidad reducida. Uncillaitz, Aitz-Txiki, Mugarra, Larrano, Eskubaratz… Son atractivos y sugerentes retos para escaladores y amantes de la montaña, pero constituyen barreras infranqueables para una silla de ruedas convencional. A pesar de este inconveniente, incluso en los parajes aparentemente más inaccesibles encontramos lugares por los que poder rodar sin demasiada dificultad.

Aquí, buena parte de las zonas visitables se reducen al puerto de Urkiola y su entorno, a ciertas áreas recreativas con buenos accesos y a pistas forestales más o menos practicables por las que podemos aventurarnos y poner a prueba nuestras posibilidades. Merece la pena intentarlo… La magia de Amalurra se esconde en cada rincón del bosque, en cada árbol, en todos y cada uno de los elementos que componen este hermoso engranaje. Y esto es algo que tenemos que aprender a valorar si queremos disfrutar plenamente del camino.

Hayedo trasmocho, camino de las Tres Cruces
Santuario de Urkiola.

Lugar de peregrinación obligada es el Santuario de Urkiola. Enclavado a unos 750 m. sobre el nivel del mar, su emplazamiento coincide exactamente con el centro geográfico del País Vasco. Se desconoce la fecha exacta de su fundación, aunque algunos documentos apuntan a que pudo ser entre los siglos VIII y XI. En su interior se veneran a los santos Antonio Abad y Antonio de Padua. Originalmente debió ser una pequeña ermita, pero reformas posteriores dieron lugar al imponente edificio que podemos ver en la actualidad.

 

Pero si el Santuario impresiona por sus respetables dimensiones y su aspecto externo, el interior del templo esconde detalles que no dejan indiferente a nadie. Por encima de todos ellos destaca el hermoso retablo, un espectacular mosaico compuesto por más de 850.000 piezas, obra en la que se emplearon dos años de trabajo. El diseño representa la naturaleza del entorno, tan enraizada en la tradición del País Vasco. Vidrieras de vivos colores simbolizan la paz y la guerra… Resulta casi imposible no enmudecer ante la grandiosidad de este edificio religioso.

El espectacular mosaico, en el interior del Santuario de Urkiola

En las proximidades del Santuario de Urkiola, unidas a este por antiguas calzadas, se asientan las modestas ermitas del Santo Cristo y Santa Apolonia, la primera de ellas perfectamente accesible. A pocos metros se encuentra también la gran roca conocida como “tximistarri”, para algunos un meteorito al que se le atribuyen propiedades milagrosas. Según la tradición, las personas que querían conseguir pareja, el día de San Antonio debían dar siete vueltas alrededor de la piedra en el sentido de las agujas del reloj. Realizar la operación en sentido contrario podía tener un efecto contrario al deseado…

Santuario de Urkiola con la famosa “piedra del amor” en primer término.

Ritos católicos y cultos paganos se entremezclan en un entorno natural que estimula la imaginación y favorece el surgimiento de historias y leyendas de lo más variopintas. Sensación que uno es capaz de experimentar en cualquier paseo por los bosques que rodean el Santuario de Urkiola. Abedulares y hayedos trasmochos como resultado de siglos de aprovechamiento humano. Árboles cuyas raíces aparecen cubiertas por suaves capas de musgos, y cuyas ramas –como las manos de un trasgo– parecen querer alcanzar el cielo con la yema de los dedos…

La ruta de las Tres Cruces presenta algunos pasos complicados

Un paisaje de cuento que muestra un aspecto diferente en función de la época del año en que lo visitemos. Vestido con una elegante y variada paleta de colores en otoño, anunciando la inminente caída de la hoja; colmado de una espesa capa de nieve durante los rigores invernales; cubierto por un espeso manto de niebla en la primavera cambiante o destapando todos sus encantos en los días claros del verano… Son las mil caras de un lugar en el que lo único que permanece inalterable es su inspiradora belleza.

El monte Anboto coronado de nubes.
Mirador de las Tres Cruces, con la silueta de Mari al fondo

Por aquí discurre el sendero que conduce al Mirador de las Tres Cruces, una pequeña ruta con aspectos ciertamente mejorables en cuanto a accesibilidad –especialmente cuando llueve– pero bastante asequible si se realiza acompañado. El recorrido finaliza en un balcón natural desde el que además de contemplar la famosa silueta de Mari, es posible obtener una amplia panorámica de la mayor parte de las cimas del Parque Natural de Urkiola. Un panel en relieve situado junto al Via Crucis nos ayudará a identificar cada una de ellas.

Detalle de la silueta de Mari.

Dejamos ahora el puerto de Urkiola para adentrarnos en la medida de lo posible en el corazón del parque natural. Y lo hacemos a través del PR-BI 86, un sendero de pequeño recorrido que comienza en el parking junto al caserío Txakurzulo, en la carretera que une Durango con el alto de Urkiola. Una ruta circular que invita a descubrir uno de los lugares más bellos del parque: el emblemático desfiladero de Atxarte. Nosotros realizaremos el recorrido en sentido contrario al marcado, tomando una pista forestal que nos permitirá rodar parte del itinerario sin apenas esfuerzo.

Bosques de cuento flanquean el sendero PR-BI 86, parcialmente accesible.
«La humedad en el hayedo favorece el crecimiento de hongos y setas, como esta Oudemansiella mucida o ‘seta de porcelana’.

Surgencias de aguas ferruginosas que brotan del interior de la tierra, preciosas cascadas que se precipitan desde las empinadas laderas y bosques de hoja caediza que preceden a asombrosos hayedos, son algunas de las maravillas naturales condensadas en un trayecto accesible de poco más de tres kilómetros donde la humedad es la protagonista. Un ambiente umbrío y sombrío hogar de numerosas especies de anfibios, reptiles, caracoles y babosas, presentes por doquier. Entretanto, la monótona música de los cencerros atrae nuestra mirada hacia las paredes pétreas del Alluitz y el Aitz-Txiki, surcadas por la amplia silueta del buitre leonado… ¡Un gozo para los sentidos!

 

El regreso al parking se hace más duro, ya que es necesario salvar la pendiente que ahora va en sentido ascendente… En cualquier caso, con la ayuda de un acompañante no reviste demasiada dificultad.

Paseo entre el bosque caducifolio.
Monte Aitz-Txiki.

La última parada en nuestro viaje nos lleva al centro de recepción de visitantes e interpretación Toki-Alai, donde ampliaremos nuestros conocimientos sobre aspectos menos conocidos del parque. La geología, la prehistoria y su importante legado etnográfico ocupan un espacio predominante en sus expositores y paneles informativos. Un dato impactante que descubrí es el de la muerte del último oso de Urkiola, abatido por un vecino de Mañaria en 1871. “Se dice que el animal pesó ocho arrobas y ocho libras (aproximadamente 96 kilos) y que su carne se vendió en Bilbao a dos reales la libra, mucho más cara que la carne de buey en aquella época”, puede leerse en una inscripción que acompaña a la figura naturalizada de un enorme oso pardo. Eran otros tiempos… El acceso al Toki-Alai está señalizado en la carretera y se puede llegar en coche hasta el mismo centro.

alt="Centro de interpretación Toki-Alai"
Centro de interpretación Toki-Alai
Surgencias de aguas ferruginosas.

Y que mejor manera de poner el punto final a esta experiencia que disfrutar de una inolvidable puesta de sol tras las majestuosas cumbres del Parque Natural de Urkiola. Una imagen que guardaremos para siempre en la retina. A nuestro regreso quizá tengamos la suerte de sorprender algún Pottoka, caballo de raza autóctona cuya presencia en este territorio se remonta a hace más de 30.000 años, como revelan las pinturas rupestres halladas en numerosos yacimientos paleolíticos. Otra buena excusa para acercarse a una de las mayores joyas naturales de Euskal Herria.

alt="Caballo de raza Pottoka"
Caballo de raza Pottoka.

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