Observación de Halcón de Eleonor en Formentor
La península de Formentor está recorrida por una de las carreteras panorámicas más sobresalientes del panorama nacional. De curva en curva y de postal en postal, vamos disfrutando de la riqueza ornitológica y botánica del extremo norte de la mallorquina Serra de Tramuntana en busca de dos de sus grandes protagonistas: el halcón de Eleonor y la curruca balear.
La península de Formentor es una oda al paisaje. Bahías, acantilados, playas de aguas turquesas, bosques de pino y encina, garriga, islotes y una larga lista de atractivos que configuran el extremo norte de la Serra de Tramuntana. Una invitación a la relajación, a la conexión con la naturaleza.
Y la península de Formentor es también uno de los mejores enclaves mediterráneos para observar al majestuoso halcón de Eleonor, la más emblemática de las rapaces presentes en el archipiélago Balear, y a la curruca balear, su paseriforme endémico más sobresaliente.
Los halcones comienzan a llegar de finales de abril y primeros de mayo procedentes de un largo viaje desde Madagascar y África oriental. Acuden a sus refugios insulares mediterráneos para criar y regresan al sur de África a finales de octubre. Si nos asomamos a los acantilados de Formentor en primavera y verano, con paciencia, disfrutaremos de sus planeos, de sus acrobacias áreas para cazar en vuelo los insectos de los que se alimenta durante esta época. Si lo hacemos a finales de verano y en el otoño, seguiremos deleitándonos con sus planeos pero -con los pollos ya en el nido- su dieta cambia drásticamente y sustituye los invertebrados voladores por pájaros migratorios. Es una adaptación sobresaliente la que realiza esta bella rapaz, que retrasa su periodo de cría para hacerlo coincidir con la llegada otoñal de los paseriformes viajeros.
En busca de los halcones de Eleonor
Para la realización de este reportaje yo me asomé en las dos épocas, a finales de octubre y a finales de abril-primeros de mayo. En ambas ocasiones con el premio visual de la observación de varios halcones y el obsequio de la interacción con el gigante alado de Mallorca: el buitre negro. Fue en el mirador de El Colomer a primera hora del último día de octubre del pasado año, durante el Encuentro natureWatch Illes Balears. El grupo de observadores que allí estábamos no teníamos la certeza de poder ver algún halcón, probablemente a estas alturas del año ya no quedara ninguno en la isla y se encontraran rumbo al sur…
El pasado mes de abril regresé a Mallorca y decidí volver a la península de Formentor, al enclave que tan buen sabor de boca nos dejó a todos los presentes aquel día de otoño. En esta ocasión con más tiempo y con un guía local de excepción como Pere Tomàs, director de Mallorca Natural Tours y presidente del grupo de trabajo sobre ecoturismo de la Agencia de Turismo de Baleares. Veteranía, buen hacer y muchas horas de vuelo hacen que visitar Formentor con Pere -o cualquier otro punto de su querida isla- sea un valor añadido que difícilmente se ha de pasar por alto.
Comenzamos la visita a la zona con un recorrido por el centro de turismo ornitológico de La Gola, en el centro del Port de Pollença. Es el único centro de estas características existente en Baleares y se trata de una pequeña zona húmeda muy interesante para la observación de aves, especialmente en época de migración (primavera-otoño) cuando llegan a la zona infinidad de especies y se unen a otras muchas que crían aquí. Cuentan con una caseta con exposición y punto de información y un sendero de 600 metros para recorrer esta balsa de agua ubicada al norte del parque natural de s’Albufera de Mallorca y S’Albufereta.
Primavera es la mejor época para tratar de observar a este esquivo animal, que suele permanecer oculto entre el follaje en las zonas bajas de los arbustos que forman su territorio, pero que, durante el celo, el macho se posa en las ramas superiores para reclamar la atención dejándose ver con más facilidad. Y a ello nos ponemos -con éxito- en compañía de Pere Tomàs, atentos a escuchar el canto de estas pequeñas e inquietas aves. También a conocer la riqueza botánica de Formentor, que es notable.
Convienen reseñar que la estrecha carretera de 19,5 km que recorre la península de Formentor es una de las rutas escénicas más relevantes del archipiélago, por lo que en épocas de mayor afluencia turística (15 junio-15 septiembre) permanece cerrada al tráfico de vehículos privados de 10-22,30 h. y se habilita un bus lanzadera.
Es Colomer es el principal mirador de Formentor -aparte del mirador del faro-, pero existen otros enclaves que invitan a bajarse del vehículo y deleitarse con las sobrecogedoras panorámicas. Pasado el túnel de cala Figuera, existen un par de ellos -con el cabo a la vista- especialmente interesantes a la hora de observar halcones. Colgados sobre los vertiginosos acantilados que son tan del gusto de los falcónidos, disfrutamos con el ir y venir de estas rapaces. También de roquero solitario, papamoscas mediterráneo subespecie balear y otros paseriformes. Entre plumas y prismáticos la jornada se pasa volando.
Tras un inolvidable día de campo en el que no han faltado las aves acuáticas, garzas y láridos en La Gola, y la variedad ornitológica de Formentor -desde rapaces hasta infinidad de especies de paseriformes- queremos despedir el día como marca la tradición, contemplando la puesta de sol desde la Atalaia d’Albercutx. En esta antigua torre defensiva estuvimos a mediodía, pues es un mirador natural excepcional sobre la playa de Formentor, la bahía y la costa norte de Mallorca -e incluso Menorca-, pero regresamos a la caída de la tarde no sin antes disfrutar del vuelo a baja altura sobre nuestras cabezas de un halcón de Eleonor en el desvío de El Colomer. Él también quería despedirse en la que sin duda ha sido una visita memorable. Y no será la última.